EL LIDERAZGO IMPONE RESPONSABILIDAD

Parashá Emor

De acuerdo con la Torá, el Kohén debe regir su vida por un código más estricto que el resto de la población, debido a sus responsabilidades adicionales. Por ejemplo, sólo puede atender a un difunto en el caso de un pariente cercano, por el cual tendría luego que observar el período de Shiv’á. La ley es más estricta con el Kohén Gadol, quien debe abstenerse incluso en estos casos, con la excepción de un cadáver que nadie atiende en el campo. En este caso debe enterrar al muerto. El Kohén no puede casarse con una mujer divorciada o convertida al judaísmo. En el caso del Kohén Gadol, además de los casos mencionados, tampoco puede casarse con una viuda.

Aparentemente, las responsabilidades suelen estar acompañadas de privilegios, pero también de tareas y limitaciones. Quien ocupa un cargo de liderazgo deberá ser más mesurado con su acción y palabra.

El comentarista Dáat Zekenim sugiere una razón singular por la cual la Torá prohibió al Kohén Gadol contraer matrimonio con una viuda. Partiendo del poder que la tradición judía atribuye al Kohén Gadol cuando pronuncia el Nombre Sagrado de Dios durante el culto del día de Yom Kipur, Dáat Zekenim ofrece una interesante especulación.

Durante su estadía en el Kódesh HaKodashim, el Kohén Gadol solía invocar diez veces el Nombre Sagrado de Dios, y tal era la efectividad de esa mención que si tenía en mente en ese momento a una persona que detestaba, la persona moría.

El poder del Kohén Gadol no tenía límite cuando el Nombre Sagrado estaba en sus labios, incluso para la acción negativa. Originalmente, el Kohén Gadol pronunciaba en voz alta el Nombre Sagrado, Nombre explícito cuya pronunciación era compleja. Dado que algunas personas aprovecharon esta oportunidad para aprender la pronunciación correcta y utilizar este conocimiento para propósitos ilícitos, se cambió el estilo y el Kohén Gadol dejó de pronunciar el Nombre en voz alta durante el servicio de Yom Kipur.

La Torá prohibió el matrimonio del Kohén Gadol con una viuda, porque era posible que, al tener una inclinación afectiva por una mujer, tuviera malos pensamientos acerca de su esposo en el momento de invocar el Nombre Sagrado de Dios, hecho que a su vez causaría la muerte del individuo.

Para evitar esta posibilidad, la Torá prohibió el matrimonio del Kohén Gadol con una viuda. Sin ánimo de controversia, la opinión de Dáat Zekenim es muy individual y esotérica, pero apunta hacia un tema relevante: la responsabilidad adicional de quienes ejercen el liderazgo tanto religioso como social, político y económico.

El hecho de que el Kohén Gadol no pueda casarse con una viuda no implica que se muestre desprecio por ella, sino que la Torá es muy exigente con el líder que tiene que asumir limitaciones adicionales debido a la influencia que ejerce en la sociedad. Está claro, por ejemplo, que en el caso de la muerte de un pariente cercano, cuando la Torá le impide acompañar a los dolientes en el entierro, este hecho debe ser emocionalmente devastador para el Kohén Gadol. Sin embargo, su condición de representante del pueblo ante Dios exige que mantenga un estado de Tahará, pureza ritual, en todo momento. Sus necesidades personales deben ocupar un segundo plano.

En la actualidad, debido a la ausencia del Beit HaMikdash, las leyes referentes a los sacrificios no son pertinentes. El Kohén no tiene el privilegio del consumo de la Terumá y de las diferentes partes de los animales ofrendados. Sin embargo, siguen vigentes muchas leyes. El Kohén es el primero en ser llamado a la lectura de la Torá. Durante los servicios religiosos bendice al pueblo, oficia en el Pidyón HaBén y tiene que acatar las limitaciones anteriormente mencionadas con referencia al luto y al matrimonio.