DIFERENTES ASPECTOS DEL MISHKÁN

Parashá BEHAALOTEJÁ

Los Kohanim habían sido consagrados al servicio de Dios: era el turno del resto de la tribu de Leví. La Torá recuerda que esta tribu fue escogida en sustitución de los primogénitos que habían participado en el episodio del Éguel Haza- hav, hecho que los descalificó para integrar el liderazgo religioso.

Con esta consagración se podía dar inicio a las actividades del Mishkán. Por ello, resulta tardío el relato de la consagración de los Levitas, hecho que conduce a opinar, no obstante, que nos encontremos en la sección de Bemidbar. Esta consagración se produjo inmediatamente después del levantamiento del Mishkán, siguiendo el principio Ein mukdam umeujar baTorá, “la Torá no sigue un orden cronológico”.

¿Cuál era la función del Mishkán? Originalmente, el propósito de esta construcción era dar albergue a la Shejiná, la Presencia Divina. Tal como reza el texto bíblico, Veasú li Mikdash veshajantí betojam, “Y me harán un Tabernáculo y residiré entre ellos”. Esta circunscripción de la Presencia de Dios en un lugar específico, debe entenderse como la obligación de “servir” a Dios en cualquier lugar donde se encuentre. Siendo el Mishkán, el paradigma de la Presencia de Dios dentro del pueblo.

Al mismo tiempo, el Mishkán era el repositorio de las Lujot: las dos Tablas con su grabado de los Diez Mandamientos que Moshé había recibido en el monte Sinaí. De tal manera que también servía para el encuentro continuo entre Moshé y Dios. De acuerdo con esta percepción la tribu de Leví no tiene un papel trascendental en el Mishkán. Forman parte de los elementos, humanos y materiales, que allí se encuentran.

Pero hay otra función que debe desempeñar el Mishkán, como el sitio céntrico donde el pueblo puede expresar su religiosidad e ir al encuentro con el Creador. ¿Cómo se expresó la interacción del pueblo con Dios? Por medio del Korbán: el sacrificio. En este sentido, el Kohén desempeña un rol fundamental.

Nos encontramos frente a un doble rol del Mishkán. Por un lado sirve de “residencia” para Dios, para que se encuentre “cercano” al pueblo que extrajo de la esclavitud egipcia. De acuerdo con esta función del Mishkán, el actor principal, quien inicia la relación es Dios. Cuando se lo ve como el lugar de la ofrenda, es el ser humano quien inicia el acercamiento a Dios.

En la Parashá Bemidbar se describió la ubicación del Mishkán durante la travesía por el desierto. El campamento hebreo consistió de cuatro flancos en los diferentes sentidos cardinales donde hacían residencia tres tribus diferentes en cada lado. El Mishkán fue ubicado en el centro del campamento donde estaba resguardado en sus alrededores por la tribu de Leví. Quienes tenían el acceso inmediato al recinto sagrado eran los Kohanim y los Leviyim, pero no se debe olvidar que ellos a su vez estaban rodeados por el pueblo entero.

La presencia de la “Nube Divina” que descansaba sobre el Mishkán impedía que Moshé penetrara ese recinto, de acuerdo con el primer relato de la construcción del Tabernáculo. Ahora se nos informa que la posición de la “Nube Divina” servía para alertar acerca del momento del cese y del comienzo de la travesía por el desierto. Inicialmente la Torá hace hincapié en el rol del Mishkán en la relación de Moshé con Dios. Ahora se nos informa que el Mishkán desempeñaba un rol que incluía a todo el pueblo en su afán de pro- curar un acercamiento con el Creador.

Mientras que Moshé tenía encuentros íntimos con Dios, hablaban Panim el Panim, y los Kohanim oficiaban durante los sacrificios; la función de la tribu de Leví era más mundana. Su tarea consistía en desmontar, cargar y nuevamente erigir el Tabernáculo durante los desplazamientos en el desierto. Por ello, por su vocación de servicio, los Leviyim siempre estuvieron muy cercanos al pueblo. En efecto, de acuerdo con el texto bíblico, todo el pueblo participó en su consagración.