SIN DIOS NO HAY VICTORIA

Parashá SHELAJ LEJÁ

Antes de cruzar la frontera de la Tierra Prometida, se decide enviar una misión representativa de las tribus para indagar las características del lugar, la cualidad de sus habitantes y el producto de sus tierras. Después de una estadía de cuarenta días que permitió visitar diferentes localidades, los espías regresan cargando un enorme racimo de uvas como muestra de la fertilidad de la tierra. Sin embargo, el informe de la mayoría es que no se podrá conquistar la tierra porque sus ciudades están bien fortificadas y sus habitantes son gigantes, o al menos hijos de gigantes. A pesar del informe minoritario de Kalev y Yehoshua, el pueblo se siente defraudado por Dios y Moshé, y manifiesta su nostalgia por la esclavitud egipcia como alternativa preferible a una muerte segura en eldesierto o a manos de los invencibles habitantes de Kenaán.

No obstante la falta de confianza en Dios del informe de los espías, el Creador castiga pero no destruye. La sentencia es que no entrarán a la Tierra Prometida aquellos que hubiesen cumplido los veinte años en Egipto. Será necesaria una nueva generación que desconozca la esclavitud y que se comprometa únicamente con la libertad. A tal efecto, el pueblo hebreo tendrá que pasar cuarenta años en el desierto, tiempo suficiente para que surja un nuevo modelo de hombrecon arrojo y osadía, seguro de la protección Divina.

Tal vez como una respuesta a la cobardía de la mayoría y a la severa sentencia de Dios, los Maapilim, un grupo de hebreos temerarios, decidió intentar la conquista de la tierra.

Los Maapilim ascendieron al campo del enemigo, pero tropezaron con una fuerza superior y fueron derrotados.

Algunos exégetas expresan simpatía por la valentía de los Maapilim, contrastada con la actitud de desconfianza de los hebreos. Pero dado que la sentencia Divina ya había sido manifestada, Dios no les ayudó y sin su intervención la conquista estaba destinada al fracaso. El pecado de los Maapilim, de acuerdo con otra interpretación, fue forzar el destino del pueblo hebreo, que sólo debe atender a la Voluntad de Dios. La conquista de la Tierra sólo podía ser lograda con la participación Divina.

Tal vez el problema fundamental con los Maapilim fue que no corrigieron la falta de confianza en la Palabra de Dios, la cual fue empeñada por los Patriarcas con la promesa de que su simiente heredaría la tierra. Los espías dudaron de la Promesa Divina y los Maapilim querían demostrar quese podía lograr la conquista, incluso sin la ayuda de Dios.

Ambas actitudes son contrarias a las enseñanzas de la tradición judía.

Al concluir el período de los cuarenta años, será uno de los espías –que había dado un informe positivo y alentador– el líder de la conquista. Su nombre original, Hoshea (que quiere decir “salvador”), fue cambiado por Moshé a Yehoshua, que significa claramente que “Yah”, Dios es el salvador.

A diferencia de los Maapilim, Yehoshua emprende la conquista consciente que su tarea se verá coronada por el éxito únicamente si Dios acompaña la tarea. A diferencia de lo que ocurrió durante el éxodo de Egipto, esta vez no se repetirá. HaShem yilajem lajem veatem tajarishún, “Dios luchará por ustedes y ustedes permanecerán en silencio”. En esta oportunidad y en épocas futuras, el pueblo tendrá que empuñar las armas para la conquista y la defensa. Ya no podrán más apoyarse exclusivamente en la salvación Divina, tal como ocurrió en Yetsiat Mitsráyim. Pero, por otro lado, sin la intervención Divina no hay posibilidad de victoria.

La actitud de la “derecha” religiosa –que quiere desconocer la legitimidad del Estado de Israel porque no fue creado directamente por Dios– es un eco de HaShem yilajem lajem…. Pero esa actitud era válida únicamente en el momento del éxodo, cuando el pueblo esclavizado no entendía aún cómo apreciar el gran obsequio de Dios: la libertad. Desde ese momento, el pueblo tiene que tomar iniciativas propias, actitudes y acciones acordes con la tradición, con la Voluntad de Dios.