IDENTIFICATION WITH THE PAIN OF THE NEIGHBOR

VAYIGASH

The youngest brother, Binyamin, was accused of stealing the cup of Yosef that he used for spells, and for that, he was going to be imprisoned. Yehuda assumed the defense of the young man and implored for his fate, he even offered to carry out personally the punishment imposed on Binyamin, because he had guaranteed his safety to his father. Actually, the older brother, Reuven, had wanted to assume the responsibility for Binyamín, placing as insurance the life of his own children. Yaacov rejected Reuven’s offer because he couldn’t avenge any accident that happened with Binyamin by doing damage to his own grandchildren.

Why does Yaacov agree to entrust Yehudah with the security of Binyamin? Yehudah offers no more security than his own honor: to be a sinner before his father for the rest of his days. The Midrash suggests that Yehudah promises his portion in the Hereafter if something happened to Binyamin.

Returning to the biblical narrative, we read that when the brothers inform the elderly father Yaacov that they have to bring Binyamin next time as proof of the veracity of their words, the patriarch questions why they informed the Egyptian hierarch about their brother? Have not the difficulties and misfortunes that had happened so far been enough? Alai hayu chulana, “everything has fallen about me”, exclaims Yaacov.

The word “alai” had been used by Rivka when she induced her son Yaacov to disguise himself as if he were Esav. When Yaacov replied that if the father found out about the ploy, disaster could strike. To appease him, Rivka said: “alai kilelatecha bení, “may the curse be diverted to me.”

Like his mother, Yaacov also uses the word “alai”, and taking into account that he had lost his favorite son Yosef, now that he hears that he must risk Binyamin, the word “alai” highlights his anguish and deep pain.  The Midrash suggests that the word “alai” which is written with the letters “ayin”, “lamed” and “yod”, is a reference to three characters that caused Yaacov anxiety: Esav, Lavan and Yosef.

The rivalry with Esav is known, a competition that started when the brothers were still in the entrails of the mother. Hatred and confrontation occur generally between people who are close and live together and produce suffering.

In the home of his uncle Lavan, Yaacov had to learn to defend his interests, because from day one he was deceived. First, when his wife was changed, placing Lea in Rachel’s place. Then his uncle tried to trick him with the remuneration for his work. The deception that Yaacov had perpetrated against his father Yitschak and the one who forged against his brother Esav, was being settled symbolically. Lavan was the brother of his mother Rivka and although Yaacov would have preferred to have an affectionate family relationship with his uncle, and suffered for not being able to do it.

The greatest pain for a parent is the loss of a child, it goes against nature. Therefore, Yaacov never forgot the disappearance of Yosef. He probably had doubts about what happened, because it was an act full of irony when the brothers presented the father with the bloody robe of Yosef and asked him to recognize it. It was the same robe that had produced the jealousy among the brothers for the preferential treatment Yosef received from their father. “Surely he was eaten, a bad beast swallowed him”, was the reaction of the father. But we should not underestimate the whirlwind of doubts that seized the patriarch. That the brothers themselves they were guilty of Yosef’s disappearance, perhaps crossed his mind. Thus, there was no consolation. Who could relate to the pain caused by the loss of a child?

Yehudah could identify with Yaacov’s pain because he had lost two sons: Er and Onan, who, married successively Tamar and died for their sin.

According to biblical commentators, in their intimate relationships with Tamar, Er prevented her from becoming pregnant so that the pregnancy did not disfigure her. Onan also did the same, because he thought that the son that Tamar would bear would be considered the son of her deceased brother.

Yaacov entrusted the care of Binyamin to Yehudah because he thought he was the only son who had empathy for him and could feel the inconsolable pain at the loss of a son.

Yosef y sus hermanos: el reencuentro

VAYIGASH - Génesis XLIV,18 - XLVII,27

Yosef asume los poderes administrativos de Egipto a los treinta años de edad, y se casa con Osnat la hija de Poti Fera (según Rashí este es el mismo Potifar, que manifiesta cambios sexuales pues desea a Yosef). De esta unión nacen Menashé y Efráyim. Durante los años de abundancia que Yosef predijo, se almacenan los excedentes para luego ponerlos inevitablemente a la venta en los años de hambruna que, aparecen. Toda la región sufre de escasez y Yaacov se informa acerca de la venta de productos, e insta a sus hijos que vayan a Egipto. Temiendo que pueda ocurrir una desgracia, Yaacov no permite que Binyamín, el menor de sus hijos y hermano de Yosef, por parte de madre, acompañe a sus hermanos en este viaje. Para adquirir los alimentos hay que llegar obligatoriamente donde Yosef, quién reconoce inmediatamente a sus hermanos. Los hermanos se postran delante de Yosef, asumiendo que es un dignatario egipcio mientras éste recuerda que se está cumpliendo lo vaticinado en uno de sus sueños.

Yosef le crea dificultades a sus hermanos sugiriendo que en realidad su misión es espiar el país, y de esta manera lo obliga a darle mayores datos personales. “Somos doce hermanos, hijos de un solo padre,” dijeron, “el pequeño está con su padre y uno ya no está más”. Para probar de la veracidad de sus palabras Yosef exige que uno de los hermanos quede como rehén, mientras vuelven con Binyamín. Los hermanos emprenden el viaje de regreso a la casa paterna. Yehudá insta al padre para que permita que Binyamín los acompañe en un segundo viaje de compras a Egipto. La hambruna se ha acentuado y sin alimentos adicionales no se podrá sobrevivir. Muy a su pesar, el anciano Yaacov da su consentimiento. Gracias a una estratagema, la copa de Yosef es escondida en el equipaje de Binyamín, presentándose la posibilidad una nueva tragedia. Al descubrirse el robo de la copa, Yosef acusa a los hermanos de traición y de ingratitud. Pero, agrega Yosef, el único culpable es el que se había apoderado de la copa, tratando de implicar a Binyamín. Estas copas eran utilizadas en aquel entonces para encantamientos y hechicerías, por lo cual su hurto era muy significativo y altamente comprometedor.

Nuestra lectura semanal comienza con el discurso que pronuncia Yehudá ante Yosef relatando los hechos que condujeron a la situación. La situación era crítica. Yaacov no sobrevivirá, a la desaparición de Binyamín, porque nafshó keshurá benafshó, “su espíritu (el de Yaacov) estaba amarrado a su espíritu (el de Binyamín)”, y era el último hijo de su amada Rajel. Cuando Yaacov rehusa dar el permiso para que Binyamín acompañe a sus hermanos en el segundo viaje a Egipto, el primogénito Reuvén le dice et shenei banai tamit, im lo avienu eleja; “podrás matar a mis dos hijos si no te lo traigo de vuelta”. Las palabras de Reuvén no eran convincentes porque ¿acaso Yaacov se vengaría de sus nietos por la desaparición de su hijo? Yehudá, en cambio, argumentó responsablemente al decirle al padre que con sus propias manos cuidaría a Binyamín y si ocurriese algo inesperado, vejatatí lejá kol hayamim, “consideraré haber faltado ante ti por el resto de mi vida”. Yehudá se ofrece a Yosef en calidad de esclavo a cambio de la libertad de Binyamín, porque el desenlace sería fatal para  su padre Yaacov.

Yosef no puede contener más sus emociones. El sufrimiento que ha causado a sus hermanos está llegando a límites extremos y teme por la salud precaria de su padre. Sus sueños se han concretado y los hermanos han sufrido mental y emocionalmente por el daño que le causaron años atrás. Yosef decide revelar su identidad a sus hermanos y el llanto compartido se escucha por doquier. Los hermanos quedan consternados al escuchar las palabras, aní Yosef, haod aví jai; “yo soy Yosef, ¿vive mi padre aún?”. Yosef les sugiere que su acto de traición habría sido, en cierta forma, guiado por Dios con el propósito de que él, pudiese socorrerlos durante los años de hambruna. Yosef les urge para que regresen rápidamente al hogar ancestral y notifiquen al padre acerca de su existencia. Vehigadtem leaví et kol kevodí bemitsráyim, “y contarán a mi padre acerca de todos mis honores en Egipto”, es el mensaje orgulloso que Yosef envía al padre. Conociendo el gentil, aunque no siempre modesto, carácter de Yosef, algunos comentaristas sugieren que Yosef dijo a sus hermanos vehigadtem, “y contarán” a todo el mundo, que “leaví”, “a mi padre” pertenecen todos los honores que recibo en Egipto. Todo esto, en reconocimiento de la educación y de la preparación que había recibido en casa de sus padres, lo que le permitió llegar a tan alta posición en la Corte del Faraón.

¿Por qué guardó silencio Yosef durante todos esos años? ¿Acaso no estaba consciente del sufrimiento que su ausencia le causaba a su anciano padre Yaacov? Al alcanzar una posición de poder en Egipto podía haber enviado por sus hermanos y por su padre para que viniesen a disfrutar de las bondades de las tierras del Nilo. Se ha ofrecido respuestas diferentes pero ninguna de ellas es totalmente satisfactoria.

Yaacov, a pesar de la abundancia de detalles en el relato de sus hijos, no creyó que Yosef estaba vivo y que había alcanzado una posición excelsa. Pero dice la Torá, vayar et haagalot … vatejí rúaj Yaacov avihem, “y vio las carretas… y cobró vida el espíritu de Yaacov”. La palabra agalá tiene doble significación en hebreo. Puede traducirse como carreta y también como becerro. Dice Rashí, que el último tema que Yosef había tratado con su padre era el caso de un difunto abandonado en el campo. Yaacov le había enseñado que la distancia entre el difunto y los caseríos del área debía ser medida. Los ancianos del caserío más cercano debían declarar que ellos no habían derramado esa sangre inocente y ofrecer después un becerro como sacrificio. Se podría argumentar que lo más indicado hubiera sido una redada para capturar a los malhechores conocidos de las cercanías para tratar de identificar al culpable del crimen. Pero la tradición quería enseñar que los ancianos, como representantes de una sociedad organizada, tenían que asumir la responsabilidad cuando se cometía un crimen en su entorno. Porque se interpretaba que el crimen era consecuencia del ambiente de libertinaje y una demostración de que las enseñanzas de los maestros y líderes no habían surtido el efecto esperado. Las agalot, “carretas” recordaban el eglá, el “becerro” del sacrificio indicado en el último tema que Yaacov había estudiado con Yosef, por lo que llegó a la conclusión de que únicamente su hijo Yosef podía haber hecho esta alusión. Esto tenía un significado adicional. Se trataba del tema de un cadáver abandonado, y él, Yosef, también había sido abandonado a la incertidumbre de la esclavitud, que solía terminar en una muerte violenta.

La reunión entre padre e hijo es muy emocionante, con llantos y alegría. El Faraón los recibe con generosidad, bemetav haárets hoshev et avija..., “ubica a tu padre en la mejor de las tierras”, yeshvú beérets goshen, “se radicarán en la tierra de Goshen”. Goshen es un lugar privilegiado por su riqueza terrenal. Pero, Goshen también es un ghetto, porque el Faraón limitaba la residencia de Yaacov y sus hijos a un área específica. En los próximos capítulos leeremos que el Faraón, en un cambio de opinión (según algunos comentaristas, se trata de un nuevo Faraón) decide que estos nuevos extranjeros pueden subvertir el orden del reino por lo que toma medidas para controlar su crecimiento numérico. Se emiten nuevas leyes que podrán ser impuestas fácilmente hebreos están ubicados en un territorio definido, en un enclave específico. Este hecho servirá de modelo para la Edad Media y para los nazis de nuestros tiempos que no sólo aprendieron del pasado sino que sobrepasaron, en intensidad y grado, la sevicia de épocas anteriores.

LOS PATRIARCAS CONOCÍAN LA TORÁ

Parashá VAYIGASH

Esav “vende” la primogenitura a su hermano Yaacov por un plato de lentejas, relata la Biblia en un episodio enigmático.

¿Acaso Yaacov no debía haber compartido su comida con un hermano que regresaba del campo cansado y hambriento? ¿En qué consistía el privilegio de la primogenitura? Puede ser que Yaacov deseara desempeñar el papel del sacerdocio en el seno de la familia, cargo que ejercía el primogénito.

Pero, en una época anterior a la Torá, ¿cuáles eran las funciones de ese sacerdocio? Nuestro texto semanal relata que Yaacov envió a Yehudá lehorot lefanav para señalar el camino a Goshen, que a su vez es interpretado por los jajamim como la misión de Yehudá de establecer una yeshivá en Goshen. La palabra lehorot puede significar mostrar el camino, pero también puede ser traducida como “enseñar” en el sentido de educación. Para el patriarca Yaacov, el descenso a Egipto sólo pudo ser concebido si al mismo tiempo se aseguraba la continuidad.

No se debe olvidar que los eventos registrados en el texto sagrado tienen el objetivo específico de servir de ejemplo para las generaciones futuras. Por un lado tenemos a Yaacov, el Yoshev Ohalim, joven del hogar, nomenclatura que según los jajamim es una referencia a su predilección por el estudio en la yeshivá de Shem y Éver. Al mismo tiempo vemos que su hermano gemelo Esav tiene un carácter totalmente diferente. Su interés y preferencia es el campo y la caza, más no el estudio y la reflexión.

En el caso del patriarca Avraham se nota que los jajamim cuestionaron por qué sirvió a sus visitantes carne y mantequilla, a sabiendas que la Torá objeta la mezcla de estos ingredientes. La respuesta es que comieron primero la mantequilla, hecho que la Halajá encuentra inobjetable.

Lo antedicho obliga a considerar el anacronismo de hacer referencia a una yeshivá y a la Torá en una época anterior a la revelación en el monte Sinaí. ¿Cómo se puede explicar que Yaacov estudiara varios años en la yeshivá de Shem y Éver antes de refugiarse en el hogar de su tío Laván, cuando estaba huyendo de la furia de su hermano Esav? ¿Cuál era el contenido de estas enseñanzas? ¿Qué quiere decir que los patriarcas observaban todos los preceptos de la Torá?

La primera palabra de la Torá, Bereshit, presenta un problema filológico comentado por Rashí. Una de las soluciones sugiere que la palabra Bereshit debe interpretarse “con reshit” y qué es reshit sino la Torá. O sea que Dios utilizó para la creación del universo un “plan de acción”, las leyes contenidas en la Torá. O sea que el ingrediente ético estuvo presente desde el principio, porque la Torá es anterior a la creación.

Si tomamos en cuenta que los principios de la Torá expresan una verdad absoluta, se desprende que sus normas no responden a un parámetro del tiempo. Sus Mitsvot son pertinentes y valederas en el presente, lo fueron en un pasado inmemorial y lo serán en el futuro. ¿Qué es una Mitsvá sino la expresión de la voluntad de Dios? ¿Acaso Adam y Nóaj, Avraham, Yitsjak y Yaacov no conversaban directamente con Dios y, por lo tanto, sabían lo que es la Mitsvá?

De acuerdo al Midrash, cuando Esav regresó de la caza, Yaacov estaba comiendo lentejas porque estaba de luto por la muerte de Avraham. Un avel come lentejas porque su forma redonda simboliza la continuidad, postula que la muerte es vida en otro mundo. Efectivamente, los jajamim dicen que Dios quiso evitar la angustia que le produciría la “venta” de la primogenitura al anciano patriarca y por ello falleció antes de este suceso.

En el episodio citado, además de la carne y mantequilla, Avraham sirvió a sus huéspedes panes aplastados porque era Pésaj, y en esa festividad no se come pan sino matsá. Rambam y otros sostienen que la Torá no fue otorgada en un ambiente de un vacío espiritual. En todos los momentos de la historia humana existieron personas poseedoras de gran sensibilidad, que entendieron que existen imperativos éticos inmutables, normas morales absolutas que forman parte integral de la creación.

Una opinión diferente sugiere que el diálogo que Dios sostuvo con las primeras generaciones desde Adam incluyó la instrucción específica acerca del comportamiento humano.

De acuerdo a ello, Adam recibió seis Mitsvot y al añadir la séptima instrucción de “no comer carne sin antes sacrificar al animal”, identificamos las siete Mitsvot de los Benei Nóaj, los descendientes de Nóaj. Aparentemente, siete Mitsvot resultaron insuficientes y el Creador tuvo que añadir instrucciones adicionales para asegurar que la Humanidad no fuera a desviarse del rumbo apropiado. Eligió para ello al pueblo hebreo como faro que debía alumbrar el sendero apropiado para el género humano. Está claro que incluso el pueblo hebreo podía desatender periódicamente su misión.

Sin embargo, cada incumplimiento podía producir el fortalecimiento espiritual de ese pueblo para cumplir su misión entre las naciones. Por ello, para constituirse en nación tuvo que pasar por la esclavitud egipcia. Tal vez la diáspora de los últimos dos milenios tuvo el mismo propósito.

¿Por qué son los patriarcas los padres efectivos del pueblo hebreo? Porque Dios les comunicó la totalidad del contenido de la Torá. Les reveló incluso los episodios históricos que ocurrirían en un futuro cuyo objetivo era edificante, tal como el concepto de la libertad humana representado por los sucesos que condujeron a la celebración de Pésaj.

Para el patriarca Yaacov, el exilio en Egipto podía ser concebido como una solución pasajera a la hambruna de la región solamente si, al mismo tiempo, existía la posibilidaddel estudio de la Torá y por ello envió a Yehudá a crear la yeshivá, la institución que garantizaría la continuidad de laenseñanza del judaísmo. Porque sin Torá, no existe futuropara el pueblo judío.

LA TRANSFORMACIÓN DE YOSEF

Parashá VAYIGASH

La narración de los eventos cruciales que ocurrieron entre los hijos de Yaacov es el tema fundamental de los últimos capítulos del libro Bereshit. De esta manera se dibuja el nacimiento de un nuevo pueblo, que surgirá de la descendencia del tercer patriarca. Hay varios personajes claves en esta narrativa, pero por el momento, sobresale la figura de Yosef, quien demostró cómo es posible sobreponerse a obstáculos que parecían imposibles de vencer. De la condición esclava a la que fue sometido inicialmente en Egipto, Yosef escala a la más alta posición en la corte del faraón. Salen a relucir las características sobresalientes de su carácter, que el anciano

Yaacov había reconocido desde su juventud, cuando le compró el Ketónet pasim, la túnica que lo distinguiría como líder de los hermanos.

Sin embargo, al repasar los primeros años de la vida de Yosef, encontramos a un joven muy centrado en sí mismo, preocupado por su apariencia física. Se podría argumentar incluso que las historias acerca del comportamiento negativo de sus hermanos tenían el propósito único de permitir que Yosef destacara por encima de los otros miembros de la familia.

¿Cómo se transforma este joven tan ensimismado en un líder, un estadista capaz de señalar el camino que la nación egipcia debe seguir para superar la crisis provocada por la hambruna? Yaacov Haber sugiere que la personalidad de Yosef sufre una metamorfosis existencial en la prisión egipcia.

Aunque había rechazado los avances amorosos de la esposa de Potífar, Yosef probablemente había dado algunos indicios para que la mujer se atreviera a seducirlo. Una vez en la cárcel, seguramente pasó por un período de auto análisis, de introspección en las profundidades de su alma: ¿por qué había producido tanto odio en el corazón de sus hermanos? ¿Por qué se encontraba ahora en una cárcel rodeado de criminales?

De acuerdo con Haber, Yosef concluye que el motivo de su desdicha es una falla en su personalidad. Piensa sólo en su bienestar personal y se despreocupa de los demás. Es desconsiderado con los demás, no reflexiona acerca de cuál podría ser la reacción de los hermanos después de escuchar el contenido de sus sueños. Sólo le importa su propia gloria.

Yosef pasa por una transformación profunda cuando se encuentra en la cárcel, sin esperanza alguna de escape. Por primera vez escucha a los demás. Atiende a los “sueños” de otros. Quienes sueñan esta vez son el copero y el panadero del faraón. En lugar de dar rienda suelta a su imaginación como antaño, Yosef se convierte en el intérprete de los sueños de otros, hecho que lo conduce a interpretar el sueño del faraón, porque el copero recuerda que un joven hebreo había interpretado correctamente un sueño suyo mientras estaba en la cárcel.

Cuando descifra el sueño del faraón como un aviso divino acerca de siete años de abundancia que serán seguidos por siete años de escasez, Yosef demuestra su preocupación por la suerte de los habitantes de la región. Le sugiere al faraón un plan de almacenamiento para los excedentes alimentarios de los años de las “vacas gordas”, que pueden servir al pueblo durante el largo período de hambruna.

Al reunirse finalmente con Binyamín, su hermano de padre y madre, lo abraza mientras ambos lloran. ¿Por qué lloraron? De acuerdo con el Midrash, Binyamín lloró por la destrucción del Templo de Shiló, que siglos más tarde sería ubicado en las tierras de Yosef, mientras que Yosef llora por la doble destrucción del Beit HaMikdash, que se ubicaría en Yerushaláyim, ciudad que estará incluida en la porción que recibirá Binyamín en la división de la tierra. Las lágrimas no brotaron por su destino personal, sino por la suerte del hermano.

No se debe olvidar que el segundo Beit HaMikdash fue destruido debido a Sinat Jinam, el odio gratuito que se produce cuando la persona sólo piensa en sí misma y deja de preocuparse por el bienestar del prójimo.

El día que Yosef notó que el copero del faraón tenía una apariencia distinta, que revelaba una gran preocupación, y le preguntó: ¿qué te pasa?, ese día en que percibió la angustia de otra persona, comenzó la transformación de Yosef, hecho que dio inicio a una nueva etapa en su vida que le permitió asumir el liderazgo de una nación, ya que el faraón dejó en sus manos el destino del pueblo egipcio.

LA IDENTIFICACIÓN CON EL DOLOR DEL PRÓJIMO

VAYIGASH

El hermano menor, Binyamín, fue acusado de robar la copa de Yosef y por ello iba a ser encarcelado. Yehudá asumió la defensa del joven e imploró por su suerte, incluso ofreció cumplir personalmente el castigo impuesto a Binyamín, porque había garantizado su seguridad al padre. En realidad, el hermano mayor, Reuvén, había querido asumir la responsabilidad por Binyamín, colocando como seguro la vida de sus propios hijos. Yaacov rechazó la oferta de Reuvén porque no podría vengar cualquier accidente que ocurriera con Binyamín haciéndoles algún daño a sus propios nietos.

¿Por qué accede Yaacov a encomendar a Yehudá la seguridad de Binyamín? Yehudá no ofrece más seguridad que su propio honor: ser un pecador frente a su padre por el resto de sus días. El Midrash sugiere que Yehudá promete su porción en el Más Allá si algo pasara con Binyamín.

Al retornar a la narración bíblica, leemos que cuando los hermanos informan al anciano padre Yaacov que tienen que traer a Binyamín la próxima vez como prueba de la veracidad de sus palabras, el patriarca cuestiona ¿por qué le informaron al jerarca egipcio acerca de su hermano? ¿Acaso no eran suficientes las dificultades y desdichas que le habían ocurrido hasta el momento? Alai hayú julana, “todo ha caído sobre mí”, exclama Yaacov.

La palabra “alai” había sido utilizada por Rivká cuando indujo a su hijo Yaacov a disfrazarse como si fuera Esav. Cuando Yaacov respondió que si el padre descubría la estratagema podía ocurrir un desastre, para apaciguarlo, Rivká le dijo: alai kilelatejá bení, “que la maldición se desvíe hacia mí”.

Al igual que la madre, Yaacov también utiliza la palabra “alai”, y al tomar en cuenta que había perdido a su hijo predilecto Yosef, ahora que escucha que debe arriesgar a Binyamín, la palabra “alai” destaca su angustia y profundo dolor.

El Midrash sugiere que la palabra “alai” que se escribe con las letras “ayin”, “lámed” y “yod”, es una referencia a tres personajes que produjeron zozobra a Yaacov: Esav, Laván y Yosef.

Es conocida la rivalidad con Esav, competencia que empezó cuando los hermanos aún se encontraban en las entrañas de la madre. El odio y el enfrentamiento se dan generalmente entre las personas que son cercanas y conviven, pero al mismo tiempo producen el sufrimiento.

En el hogar de su tío Laván, Yaacov tuvo que aprender a defender sus intereses, porque desde el primer día fue engañado.

Primero, cuando le cambiaron a la esposa, colocando a Leá en el lugar de Rajel. Luego su tío trató de engañarlo con la remuneración por su trabajo. El engaño que Yaacov había perpetrado contra su padre Yitsjak y el que fraguó contra su hermano Esav, de manera simbólica, estaban siendo saldados. Laván era el hermano de su madre Rivká y aunque Yaacov hubiera preferido tener una relación familiar afectuosa con su tío, sufrió por no poder hacerlo.

El mayor dolor para un padre es la pérdida de un hijo, va contra la naturaleza. Por ello, Yaacov nunca olvidó la desaparición de Yosef. Probablemente tenía dudas acerca de lo sucedido, porque fue un acto lleno de ironía cuando los hermanos presentaron al padre la túnica ensangrentada de Yosef para que la reconociera. Era la misma túnica que había producido el celo entre los hermanos por el trato preferencial que Yosef recibía del padre. “Seguramente fue devorado, una mala fiera lo tragó”, fue la reacción del padre. Pero no se puede subestimar el torbellino de dudas que embargó al patriarca. Tal vez pasó por su mente que los propios hermanos eran culpables de la desaparición de Yosef. Por ello, no había consuelo. ¿Quién podía identificarse con el dolor de la pérdida de un hijo? Yehudá podía identificarse con el dolor de Yaacov porque había perdido a dos hijos: Er y Onán, quienes, casados sucesivamente con Tamar, murieron por pecar ante Dios.

Según los comentaristas bíblicos, en sus relaciones íntimas con Tamar, Er evitaba que saliera encinta para que el embarazo no la desfigurara. Onán también hizo lo mismo, porque pensaba que el hijo que tendría Tamar sería considerado hijo de su fallecido hermano.

Yaacov encomendó el cuidado de Binyamín a Yehudá, porque pensó que era el único hijo que tenía empatía por Èl y podía sentir su dolor inconsolable por la pérdida de Yosef.

Yosef y sus hermanos: el reencuentro

VAYIGASH - Génesis XLIV,18 - XLVII,27

IMG_0197Yosef asume los poderes administrativos de Egipto a los treinta años de edad, y se casa con Osnat la hija de Poti Fera (según Rashí este es el mismo Potifar, que manifiesta cambios sexuales pues desea a Yosef). De esta unión nacen Menashé y Efráyim. Durante los años de abundancia que Yosef predijo, se almacenan los excedentes para luego ponerlos inevitablemente a la venta en los años de hambruna que, aparecen. Toda la región sufre de escasez y Yaacov se informa acerca de la venta de productos, e insta a sus hijos que vayan a Egipto. Temiendo que pueda ocurrir una desgracia, Yaacov no permite que Binyamín, el menor de sus hijos y hermano de Yosef, por parte de madre, acompañe a sus hermanos en este viaje. Para adquirir los alimentos hay que llegar obligatoriamente donde Yosef, quién reconoce inmediatamente a sus hermanos. Los hermanos se postran delante de Yosef, asumiendo que es un dignatario egipcio mientras éste recuerda que se está cumpliendo lo vaticinado en uno de sus sueños.

         Yosef le crea dificultades a sus hermanos sugiriendo que en realidad su misión es espiar el país, y de esta manera lo obliga a darle mayores datos personales. “Somos doce hermanos, hijos de un solo padre,” dijeron, “el pequeño está con su padre y uno ya no está más”. Para probar de la veracidad de sus palabras Yosef exige que uno de los hermanos quede como rehén, mientras vuelven con Binyamín. Los hermanos emprenden el viaje de regreso a la casa paterna. Yehudá insta al padre para que permita que Binyamín los acompañe en un segundo viaje de compras a Egipto. La hambruna se ha acentuado y sin alimentos adicionales no se podrá sobrevivir. Muy a su pesar, el anciano Yaacov da su consentimiento. Gracias a una estratagema, la copa de Yosef es escondida en el equipaje de Binyamín, presentándose la posibilidad una nueva tragedia. Al descubrirse el robo de la copa, Yosef acusa a los hermanos de traición y de ingratitud. Pero, agrega Yosef, el único culpable es el que se había apoderado de la copa, tratando de implicar a Binyamín. Estas copas eran utilizadas en aquel entonces para encantamientos y hechicerías, por lo cual su hurto era muy significativo y altamente comprometedor.

Nuestra lectura semanal comienza con el discurso que pronuncia Yehudá ante Yosef relatando los hechos que condujeron a la situación. La situación era crítica. Yaacov no sobrevivirá, a la desaparición de Binyamín, porque nafshó keshurá benafshó, “su espíritu (el de Yaacov) estaba amarrado a su espíritu (el de Binyamín)”, y era el último hijo de su amada Rajel. Cuando Yaacov rehusa dar el permiso para que Binyamín acompañe a sus hermanos en el segundo viaje a Egipto, el primogénito Reuvén le dice et shenei banai tamit, im lo avienu eleja; “podrás matar a mis dos hijos si no te lo traigo de vuelta”. Las palabras de Reuvén no eran convincentes porque ¿acaso Yaacov se vengaría de sus nietos por la desaparición de su hijo? Yehudá, en cambio, argumentó responsablemente al decirle al padre que con sus propias manos cuidaría a Binyamín y si ocurriese algo inesperado, vejatatí lejá kol hayamim, “consideraré haber faltado ante ti por el resto de mi vida”. Yehudá se ofrece a Yosef en calidad de esclavo a cambio de la libertad de Binyamín, porque el desenlace sería fatal para su padre Yaacov.

         Yosef no puede contener más sus emociones. El sufrimiento que ha causado a sus hermanos está llegando a límites extremos y teme por la salud precaria de su padre. Sus sueños se han concretado y los hermanos han sufrido mental y emocionalmente por el daño que le causaron años atrás. Yosef decide revelar su identidad a sus hermanos y el llanto compartido se escucha por doquier. Los hermanos quedan consternados al escuchar las palabras, aní Yosef, haod aví jai; “yo soy Yosef, ¿vive mi padre aún?”. Yosef les sugiere que su acto de traición habría sido, en cierta forma, guiado por Dios con el propósito de que él, pudiese socorrerlos durante los años de hambruna. Yosef les urge para que regresen rápidamente al hogar ancestral y notifiquen al padre acerca de su existencia. Vehigadtem leaví et kol kevodí bemitsráyim, “y contarán a mi padre acerca de todos mis honores en Egipto”, es el mensaje orgulloso que Yosef envía al padre. Conociendo el gentil, aunque no siempre modesto, carácter de Yosef, algunos comentaristas sugieren que Yosef dijo a sus hermanos vehigadtem, “y contarán” a todo el mundo, que “leaví”, “a mi padre” pertenecen todos los honores que recibo en Egipto. Todo esto, en reconocimiento de la educación y de la preparación que había recibido en casa de sus padres, lo que le permitió llegar a tan alta posición en la Corte del Faraón.

¿Por qué guardó silencio Yosef durante todos esos años? ¿Acaso no estaba consciente del sufrimiento que su ausencia le causaba a su anciano padre Yaacov? Al alcanzar una posición de poder en Egipto podía haber enviado por sus hermanos y por su padre para que viniesen a disfrutar de las bondades de las tierras del Nilo. Se ha ofrecido respuestas diferentes pero ninguna de ellas es totalmente satisfactoria.

         Yaacov, a pesar de la abundancia de detalles en el relato de sus hijos, no creyó que Yosef estaba vivo y que había alcanzado una posición excelsa. Pero dice la Torá, vayar et haagalot … vatejí rúaj Yaacov avihem, “y vio las carretas… y cobró vida el espíritu de Yaacov”. La palabra agalá tiene doble significación en hebreo. Puede traducirse como carreta y también como becerro. Dice Rashí, que el último tema que Yosef había tratado con su padre era el caso de un difunto abandonado en el campo. Yaacov le había enseñado que la distancia entre el difunto y los caseríos del área debía ser medida. Los ancianos del caserío más cercano debían declarar que ellos no habían derramado esa sangre inocente y ofrecer después un becerro como sacrificio. Se podría argumentar que lo más indicado hubiera sido una redada para capturar a los malhechores conocidos de las cercanías para tratar de identificar al culpable del crimen. Pero la tradición quería enseñar que los ancianos, como representantes de una sociedad organizada, tenían que asumir la responsabilidad cuando se cometía un crimen en su entorno. Porque se interpretaba que el crimen era consecuencia del ambiente de libertinaje y una demostración de que las enseñanzas de los maestros y líderes no habían surtido el efecto esperado. Las agalot, “carretas” recordaban el eglá, el “becerro” del sacrificio indicado en el último tema que Yaacov había estudiado con Yosef, por lo que llegó a la conclusión de que únicamente su hijo Yosef podía haber hecho esta alusión. Esto tenía un significado adicional. Se trataba del tema de un cadáver abandonado, y él, Yosef, también había sido abandonado a la incertidumbre de la esclavitud, que solía terminar en una muerte violenta.

La reunión entre padre e hijo es muy emocionante, con llantos y alegría. El Faraón los recibe con generosidad, bemetav haárets hoshev et avija..., “ubica a tu padre en la mejor de las tierras”, yeshvú beérets goshen, “se radicarán en la tierra de Goshen”. Goshen es un lugar privilegiado por su riqueza terrenal. Pero, Goshen también es un ghetto, porque el Faraón limitaba la residencia de Yaacov y sus hijos a un área específica. En los próximos capítulos leeremos que el Faraón, en un cambio de opinión (según algunos comentaristas, se trata de un nuevo Faraón) decide que estos nuevos extranjeros pueden subvertir el orden del reino por lo que toma medidas para controlar su crecimiento numérico. Se emiten nuevas leyes que podrán ser impuestas fácilmente hebreos están ubicados en un territorio definido, en un enclave específico. Este hecho servirá de modelo para la Edad Media y para los nazis de nuestros tiempos que no sólo aprendieron del pasado sino que sobrepasaron, en intensidad y grado, la perfidia de épocas anteriores.