Uno lo es todo

Sobre el Ataque a una Sinagoga en San Diego, California USA

Los disparos en Poway California afortunadamente dejaron solamente el saldo de una víctima mortal Lori Gilbert Kaye. El rabino Yisroel Goldstein intervino valientemente y perdió dos dedos de sus manos pero, gracias a Dios, sigue con vida saludable. Gracias a la reacción oportuna de un miembro de la comunidad que ahuyentó, con pistola en mano, al individuo que luego fue identificado por su nombre John Earnest, una masacre mayor fue evitada.

Desde luego, cuando se compara este asesinato con lo ocurrido en Sri Lanka apenas unos días antes con un saldo de unos 250 asesinados, Poway luce como un evento muy menor.

Por otro lado, tan solo unos meses atrás la sinagoga The Tree of Life en Squirrel Hill sufrió un ataque donde murieron 11 personas, además de los heridos por ese hecho. Nuevamente, “Chabad of Poway” sufrió menos cuando comparamos los diferentes eventos citados.

Quisiera destacar varios puntos. “The shootings, the shooter”, las designaciones utilizadas en Inglés para estos eventos, son expresiones tibias, antisépticas, dictadas tal vez por el juicio legal posterior que debe hacerse. Pero deberíamos estar claros que no se trata de disparos o de quienes dispararon, estos eventos constituyen asesinatos a sangre fría, ajusticiamientos sin juicios previos. Son la expresión de la crueldad máxima: la extinción de la vida de otro ser humano.

En muchas oportunidades reflexioné acerca del dictamen bíblico que exigió el donativo universal de una moneda, el medio Shékel, para las necesidades de la Casa de Dios, que al mismo tiempo sirvió para un censo del pueblo judío. Se obtuvo dos propósitos a través de una sola acción, porque al contar las monedas se establecía simultáneamente el número de los hebreos en el desierto. No se hizo un conteo de las personas sino de las monedas. Sostengo que hay una lección más profunda. La Torá enseña que seres humanos realmente no se pueden contar tal como si se tratara de un rebaño. Cada ser humano es todo un mundo. El mundo fue creado para él y para ella. Cada uno percibe la realidad desde su propia perspectiva, a través de sus propias experiencias y vivencias.

Enseña la Mishná: ¿Por qué creo Dios un sólo hombre en el principio? Para ilustrar que en el comienzo la humanidad consistió de un solo ser humano y quien lo asesinara estaría matando a toda la humanidad, habría destruido a todos los seres humanos en existencia. Esta enseñanza es para toda la historia: “asesinar a un ser humano equivale matar a toda la humanidad”.

Uno de los miembros más respetados de la sinagoga donde rezo actualmente, cita a su difunto padre quien solía decirle en Yídish: “yoren tselt men nit, gelt tselt men”, “no contamos los años, contamos el dinero”. No se trata solamente de un dicho jocoso. Incluye sabiduría que enseña que no todos los años de la vida de una persona son equivalentes. Hay días que tienen un gran contenido, sentido y propósito, mientras que otros transcurren sin dejar una huella. Hay quienes pueden lograr objetivos loables en días, mientras otros permiten que los días y meses pasen tal como si no hubieran existido. Hay personas que justifican su trayectoria sobre la tierra a través de una sola acción meritoria oportuna.

Tal como no se puede sumar el dolor de los pacientes sentados en la antesala del médico, porque cada uno siente únicamente su propio dolor, de manera similar no se pueden sumar vidas, cada vida lo es todo. En realidad, no se pueden sumar los años de la vida de la persona. Cada año tiene un valor diferente.

El acento, por lo tanto, no debería reposar en el hecho de que solamente una señora murió en Poway. Todo un universo en su totalidad fue extinguido ese día. Lori Gilbert Kaye ya no está más.

La tradición judía enseña que la palabra es muy poderosa. Hablar mal de otra persona equivale al asesinato, a la idolatría y al incesto. ¿Estamos frente a una exageración? Tal vez. Pero, tal vez no lo estemos. Aquellos predicadores quienes en nombre de un dios que exige venganza, incitan al odio e incluso al asesinato, con sus palabras se hacen corresponsables de los crímenes. No puede haber un dios que exija a estas alturas de la Historia, exterminar a aquellos quienes estén en desacuerdo con una confesión religiosa específica. O con una interpretación alterna de una tradición ancestral.

Es intolerable permitir la diseminación de ideas acerca de la superioridad de algunos sectores de la sociedad humana sobre otras que están basadas en el color de la piel, la descendencia ancestral o el idioma. Los resultados están a la vista y son imperdonables.

Nuestra tolerancia tiene que tener límite. Cuando los hebreos salieron de la esclavitud egipcia, se dirigieron de inmediato al Monte Sinaí donde recibirían la Torá. Libertad también puede conducir al libertinaje. La Ley tiene que poner un marco a la conducta humana y eso incluye la acción, pero también a la palabra que puede conducir a la destrucción incluso de otros seres humanos.

Pregúntenle al esposo de Lori, el médico que la sostuvo en sus brazos en los últimos momentos de vida sin poder socorrerla. Pregúntenle si siente consuelo porque solamente la compañera de su vida fue la asesinada, y nadie más lo fue.

Poway, Sri Lanka, Squirrel Hill, las Torres Gemelas representan eventos desiguales pero que en el fondo son iguales, porque el valor de la vida humana es infinito. No se puede sumar la muerte de personas. El crimen es horrendo incluso antes de contabilizar el número de las víctimas.

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