UN PACTO DE SHALOM

Parashá Pinjas

Pinjás es una figura enigmática porque, de acuerdo a su estirpe, debía haber sido un hombre de paz y conciliación. No actuó como Aharón, el KohénGadol, no obstante que era su nieto. La Torá relata que durante el episodio del Éguel Hazahav, el gran conciliador fue Aharón. Participó o al menos consintió la construcción de un becerro de oro como sustituto de Moshé que tardaba en descender del monte Sinaí, permitiendo de esta manera que circulara el rumor de que había fallecido. Para tranquilizar las emociones del pueblo que recién había salido de la esclavitud, Aharón estuvo dispuesto a comprometer el ideal básico del monoteísmo para evitar la discordia y mantener la paz.´

Nuestros capítulos relatan un episodio en el que la autoridad de Moshé fue retada por Zimrí, hijo del jefe de la tribu de Shimón, quien se presentó con una midyanita llamada Kozbí, desobedeciendo el mandato formal de separarse de estas mujeres. En ese momento, cuando el pueblo esperaba la respuesta a la osadía de Zimrí, con la posible consecuencia de la humillación de Moshé, Pinjás atravesó con una lanza tanto a Zimrí como a Kozbí. Debido a la acción de Pinjás, cesó la plaga que estaba diezmando al pueblo por su desobediencia con respecto al asunto de las mujeres midyanitas.

La ambivalencia de los sabios del Talmud es clara. Por un lado está la admiración por la valentía de Pinjás, pero al mismo tiempo estaban concientes del precedente que ello implica: el individuo no debe actuar sin la autoridad para hacerlo. La sociedad no puede permitir que el individuo asuma el rol de juez y verdugo, sin un juicio previo.

Por lo antedicho, Dios ofrece a Pinjás, tal vez, su Pacto de Shalom, un pacto de amistad, porque cuando se desea influenciar –y posiblemente modificar– la conducta del individuo, es necesario acercarlo y demostrarle amistad.

Más aún, algunos exegetas opinan que Pinjás no había sido incluido en la casta sacerdotal porque había nacido antes que su abuelo Aharón fuese consagrado como Kohén, y en reconocimiento a su acción es designado Kohén al igual que su futura descendencia.

¿Cómo se puede armonizar la conducta beligerante de Pinjás con su condición de Kohén, cuya característica fundamental es la paz que debe diferenciar a los descendientes de Aharón? Tal vez Pinjás trae la paz entre el pueblo y Dios.

Con su acción decisiva, Pinjás pone punto final a las orgías con las mujeres midyanitas, conducta que amenazaba con desviar al pueblo de su recientemente adquirido compromiso con el monoteísmo.

Desde cierta óptica, la sociedad no puede permitir que el individuo tome la ley en sus propias manos, de acuerdo al dictamen talmúdico: “lo avid inish dinei leatsmó”. Pero al mismo tiempo, la persona no puede depender totalmente de otros: hay situaciones que exigen una respuesta inmediata, especialmente de los que tienen un fuerte anclaje en la ética y la moralidad.

De acuerdo con el Talmud, Pinjás hu Eliyahu, Pinjás es el mismo profeta Eliyahu que anunciará el arribo del Mashíaj, el redentor del pueblo judío. La correspondencia de Pinjás con el Mashíaj implica que el hombre tiene que ser un activista para la concreción del proceso mesiánico. Por un lado está la intervención Divina al enviar a su emisario, el Mashíaj. Pero de manera simultánea, el hombre tiene que propiciar su venida. ¿Cómo puede hacerlo? Reaccionando con vigor frente a las violaciones, especialmente aquellas que comprometen la esencia del judaísmo, su fe en un solo Dios Creador del Universo.

El Pacto que Dios ofreció a Pinjás incluye la palabra Shalom, que es uno de los Nombres de Dios. Por ello, se trata de una relación permanente, porque Dios es eterno.

Quienes exponen sus vidas por defender el ideal de la fe, por su arrojo y valentía adquieren un lugar en el mundo de la eternidad. Quien lucha por la verdad y la justicia se impone, porque sus acciones conducen al Shalom: la paz.