Memoria histórica y conciencia

BESHALAJ - Éxodo XIII,17 - XVII

En los capítulos anteriores se lee sobre el primer mandato colectivo Divino que nuestros antepasados recibieron y que es conocido por las primeras palabras del mismo Hajódesh hazé, “este mes”. Es notable que esta primera ordenanza contiene una indicación  de tiempo, elemento que va a jugar un rol determinante en la tradición judía. En el judaísmo el calendario es un instrumento indispensable. Tal como lo hemos venido anotando, nuestra tradición es enfática en cuanto a la importancia del tiempo y del cambio y por ende en a la del desarrollo y del crecimiento. La ordenanza que se promulga en Nisán, mes en el que saldrán de Egipto y fecha que será conmemorada en las generaciones siguientes, exige la escogencia de un carnero que tiene que ser cocido directamente al fuego y consumido la noche del día catorce de ese mes.

Ese día catorce recibe el nombre de Pésaj, al igual que el carnero que tiene que ser sacrificado antes de ser ingerido. Fue necesario pintar con la sangre de este carnero los dinteles de las puertas, mientras que la carne era consumida con matzá, el pan ácimo, y maror, yerbas amargas. Durante esta comida, los cinturones tenían que estar colocados sobre las caderas, los zapatos calzados y los bastones en las manos para poder emprender inmediatamente el Éxodo de Egipto. Hasta hoy día hay quienes, durante la celebración del séder, se colocan los cinturones y con un bastón en sus manos reviven el momento anterior al éxodo. Según esto, nuestros antepasados ya comieron, durante esa noche, matzá con carne del carnero. Luego comerían nuevamente matzá en el desierto, porque en su apuro por salir de Egipto, no pudieron esperar a que fermentara la masa que habían preparado para confeccionar el pan.

El texto bíblico hace referencia a la fecha del éxodo como jag hamatzot, “la festividad de la matzá”, mientras que en los escritos posteriores (los que recogen la ley oral) se utiliza también el término adicional, Pésaj, al cual ya hemos hecho referencia. La variada utilización de esta nomenclatura, tal vez señala que en las escrituras se realza especialmente la importancia de la libertad. La utilización de la palabra matzá simboliza nuestra premura por conseguir la libertad y el haber aprovechado el momento histórico para su consecución. Pésaj, que representa principalmente el sacrificio del mismo nombre, señala que es indispensable la intervención Divina para el desarrollo de los acontecimientos que culminaron con el éxodo.

Nuestra lectura señala que Dios no condujo a nuestros antepasados por el camino más corto a la Tierra Prometida. Existía la duda de que frente a un peligro real, el pueblo vacilaría y podría emprender marcha atrás, de vuelta a Egipto. La ruptura con Egipto tenía que ser total y por tanto se buscó en el desierto un camino de rodeos, camino que duraría cuarenta años. Igualmente, era necesario preparar a estas tribus, que habían sido sometidas a siglos de esclavitud, para la conquista de Canaán, para el ejercicio de la soberanía y de la autodeterminación.

Mientras el pueblo se ocupaba de los preparativos para el arduo viaje en el desierto, adquiriendo enseres y artículos valiosos que los egipcios les prestaban, Moshé se ocupó de los restos de Yosef. No obstante haber asumido una posición clave en la corte del Faraón, Yosef siempre mantuvo su identidad hebrea y en su testamento dio las instrucciones para que sus restos fuesen trasladados a la tierra ancestral en el momento en que su pueblo abandonase Egipto. Moshé se hizo cargo del cadáver de Yosef y de este modo enseña la importancia de recordar y de no olvidar el aporte de Yosef al bienestar de su familia, y por ende, al de las generaciones futuras. Este desarrollo de la conciencia histórica, será una de las características importantes de nuestra singularidad.

La inclusión de la historia como un factor esencial de la identidad hebrea se manifiesta, por ejemplo, en el caso de la conversión al judaísmo. ¿Cómo puede participar un converso durante la recitación de la Hagadá, “el relato del éxodo de Egipto”, en la noche del séder? ¿Puede el converso exclamar, avadim hayinu lefaró bemitzráyim, “fuimos los esclavos del Faraón en Egipto”? Después del todo, ni el converso, ni sus antepasados estuvieron en Egipto. Sin embargo, la Halajá, que es el universo de las leyes judías, sostiene que debe participar en el séder con todas las leyes de rigor. Porque la conversión al judaísmo no consiste únicamente en la adopción de una fe y el someterse a un ritmo de conducta y vida específicos. La conversión al judaísmo, además de la adopción de esa nueva fe, incluye al mismo tiempo la incorporación al pueblo judío, la adopción del pasado histórico del pueblo judío y el compartir un destino futuro común.

Según la trayectoria trazada era necesario cruzar las aguas para llegar al desierto y abandonar definitivamente los límites egipcios. ¿Cuáles eran esas aguas, que en hebreo se denominan Yam Suf”? No estamos seguros. Según algunos es el Mar Rojo y según otros es el Mar de las Cañas. Y allí se dio la primera rebelión de nuestros antepasados. Preguntaron, ¿”Acaso no había suficiente lugar para sepulturas en Egipto que tuvimos que ser traídos al desierto para morir”? Los egipcios los perseguían en sus carrozas y caballos y por delante estaba el mar. No había escape. Según el Midrash, el joven Najshón ben Aminadav fue el primero en lanzarse para cruzar las aguas que habían sido separadas milagrosamente por Moshé. Najshón se convierte entonces en el prototipo de la persona que se arriesga, que señala caminos y demuestra el comportamiento apropiado en momentos decisivos. El resto del pueblo lo sigue y al llegar a la orilla opuesta ve como las aguas se juntan nuevamente y los egipcios perecen.

Moshé y el pueblo estallan en un cántico de júbilo que contiene estrofas de poesía superlativas, algo que no abunda en el Pentateuco. En el Talmud, se recoge una supuesta conversación entre Dios y el pueblo hebreo, que hace referencia a este episodio victorioso frente a los perseguidores egipcios. Los hebreos desean cantarle alabanzas a Dios en el aniversario de esta victoria y Dios los cuestiona: ¿”es posible que mientras criaturas mías (la referencia es a los egipcios) se ahogan en el mar, ustedes consideren cantarme alabanzas”? La moraleja es muy importante, porque enseña que aun nuestros enemigos y opresores, también tienen impresa la imagen Divina y son, por lo tanto, merecedores de misericordia. Es probable que en la perspectiva del tiempo y de la historia se pueda llegar a comprender más ampliamente las causas de los enfrentamientos entre los pueblos. Esta consideración permite abrigar mayores esperanzas de encontrar soluciones compatibles con el destino histórico de los pueblos árabes y judíos en conflicto durante el desarrollo de las conversaciones de paz.

En el desierto la comida escasea y el pueblo se queja porque recuerda, exagerando la realidad del pasado idealizado, que en Egipto tenían ollas llenas carne y pan para saciarse. Dios ordena que el “pan” descienda del cielo a la tierra. Era un pan especial, man en hebreo, que según la tradición tenía el sabor que el comensal deseara, menos el de la carne. Cada mañana descendía man del cielo y el pueblo lo recogía. Este man tenía que ser consumido durante ese mismo día. Lo que se guardaba para el día siguiente se malograba. Los días viernes descendía del cielo una doble porción, la cual sí se conservaba para poder ser consumida el día sábado. Para recordar este hecho se colocan dos jalot, “panes” en la mesa del viernes de noche que marca el comienzo del Shabat. El sábado iba a ser un día sagrado que proclamaría que todo ser viviente incluyendo la servidumbre, tiene derecho a un día de descanso semanal.

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One thought on “Memoria histórica y conciencia

  1. Sr Rabino Brener,Gracias por su comentario de la salida del pueblo Judio de Egipto.
    Como siempre sus comentarios son claros y se entienden muy bien.
    Shabbat Chalom Claude Chalom Bouhadana

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