THE LIMITS OF TECHNOLOGY

NOACH

The episode of the construction of the Tower of Babel, edification destroyed by God at the dawn of the history of Humanity has become the paradigm for the lack of understanding between people: they do not understand each other because they speak dissimilar languages. It’s not just a question of vocabulary: the problem lies in the concepts and in the meaning that we give to words. Indeed, the tower collapsed because those who were building it stopped understanding each other. Also, the completion of this building had become an obsession that, according to the Midrash, contributed to giving the individual greater significance than to the loss of a brick or the death of another human being.

What could have been the purpose of the building of this Tower of Babel? One possibility is that it served as a reference for people to find their way back to their place of origin since due to its height it could be observed from afar. On the other hand, as a consequence, it would stop populating the rest of the earth, since all would be concentrated in the same area of ​​the globe.

It is also pointed out that the Tower could serve to spy on people Because from its height one could have a panoramic view of the region. It would be a kind of control tower. (I remember that During our first visit to Havana in 1988, we were impressed by a tall structure within the complex of the Embassy of the Soviet Union: the feeling we had was that it was a kind of lookout tower from which one could make out every step of the town’s population).

Perhaps the main intention of this episode is to illustrate that man wanted to assume the role of the Creator: he felt very powerful because of his skills in the field of construction.

The man may have thought he could create another universe, just as God had done. Furthermore, the insistence on uniformity was a sign that they wanted to perpetuate their pagan cults and stop any alteration or change of their ritual.

It is clear that diversity allows and promotes growth and development. The confrontation of a diversity of ideas and thoughts, the adaptation to climatic extremes, and the unequal manifestations of nature, for example, demand an intelligent and creative response for every situation.

The idiomatic confusion that God produced so that men desist from the construction of the Tower of Babel had a didactic purpose. It showed that language is not necessary only to designate objects and to name feelings.

Language is a way of thinking. He or she who speaks  Spanish thinks differently from those who speak German.

Language reflects the cultural heritage of society: it expresses its idiosyncrasy. The technocrats responsible for the Tower of Babel probably thought that when the cusp of the Tower reached the sky they would discover the essential secrets of nature. They would then become gods. However, millennia later, at the beginning of the 21st century, the authentic scientist recognizes the enormity of his ignorance, he is aware that what remains to be learned is far greater than what he knows already and that there probably exist some kind of limits to human knowledge.

While the construction of the Tower was a demonstration of the advanced technology of the time, society continues on the move because of ideas and ideals that have always been present.

The basic notions of happiness and joy, satisfaction, and spiritual enjoyment are not the necessary consequence of new technologies.

Modernity has provided the means to alleviate the use of physical force at work, as well as indispensable tools for research in different areas. Yet love and hate, envy and altruism, meanness and generosity, feelings, emotions, and passions continue to be the factors are determinant in greater and deeper spirituality, and capable of giving greater meaning to the human presence on the planet.

El surgimiento de la ética universal

Nóaj - Génesis VI, 9 - XI

En los primeros capítulos de la Torá aprendimos la historia de Adam y Javá, la primera pareja humana, y su destierro del Gan Eden, el Jardín de Edén. Leímos acerca de la primera muerte humana que no es  resultado de enfermedad o la vejez. La primera muerte de un ser humano es producto de un asesinato. Caín asesina a Abel. Las razones y el por qué del asesinato no están ni claras ni definidas en el texto bíblico. Pero la lección importante es, según Elie Wiesel, estar consciente de que cuando una persona asesina a otro ser humano, está matando a un hermano. La Biblia prosigue con el relato de las primeras generaciones hasta culminar con la aparición de Nóaj, el héroe de la lectura de esta semana.

Según la concepción de nuestros jajamim, diberá Torá bileshón benei adam, la Torá utiliza vocablos y conceptos que están al alcance del entendimiento humano. Por lo tanto, en muchas ocasiones el texto utiliza términos que podrían interpretarse como la representación personal y humana de Dios, con el único propósito de transmitir un mensaje más comprensible. Por ejemplo, la Torá habla del “brazo extendido” de Dios, y según nuestras apreciaciones Dios es un ser totalmente espiritual y enteramente “otro” cuando se le compara con cualquier ser u objeto, que sea el resultado de Su creación. Dios carece de brazos, en el sentido usual de esa palabra. Las últimas líneas del texto de Bereshit rezan: “Y arrepentióse el Eterno de haber hecho al hombre en la tierra…” ¿Cuál es el significado del  arrepentimiento de Dios? ¿Acaso Dios cambia de opinión?

Los comentaristas científicos de la Biblia admitieron que para designar a Dios se utilizaron diferentes vocablos. Su estudio los llevó a concluir que nuestro texto de la Biblia es el producto de un editor que se basó en varias fuentes primarias, que fueron identificadas de acuerdo con el vocablo utilizado para señalar a Dios. Nuestros jajamim también notaron el uso de diferentes palabras para designar a Dios. Según la opinión de los jajamim, la Biblia es la palabra única revelada de Dios. En cuanto a la diversidad de vocablos, estas diferencias sirven para señalar ciertas cualidades específicas con las que se manifiesta la Divinidad. La palabra Elohim, por ejemplo, sirve para señalar la característica de absoluta justicia de Dios, y la palabra HaShem hace referencia a la misericordia Divina. Nuestros sabios dicen que en un principio Dios creó el universo con el criterio de justicia absoluta. Pero, los seres humanos somos humanos, erramos y necesitamos del perdón. Por lo tanto, Dios modificó su creación, añadiendo Su atributo de misericordia al proceso de la creación de nuestro mundo. El mundo se hizo entonces más acogedor para el ser humano.

Los capítulos de esta porción semanal relatan la historia de Nóaj, el único personaje a quien Dios considera merecedor de la vida, dentro de un mundo depravado. Dios decide que a través de Nóaj se le dará una nueva oportunidad al ser humano, a esta criatura que tiene características muy especiales. Los animales, por ejemplo, se contentan con hacer lo que deben hacer, cada uno de ellos de acuerdo con una programación basada en los instintos. El ser humano es diferente. Nunca está satisfecho con su condición individual. Siempre busca relacionarse con el mundo que lo rodea. Se empeña en algún cambio y busca mejorar su situación. La insatisfacción, es una de sus características básicas. Por tanto, es un ser que tiene la capacidad de construir o destruir lo que está en su entorno. No está dispuesto a ser un mero espectador. Siempre es protagonista y actor. Su actitud no es frente a las cosas apática. Es activo y dinámico. Nunca es parve. La historia de nuestro globo terrestre se relaciona estrechamente con el proceso constante de contaminación y destrucción del planeta por el ser humano.

En ese mundo en estado de deterioro, Nóaj sobresale, porque es una excepción. Nóaj es el único de su generación a quien Dios considera como el posible padre de una nueva sociedad para el mundo. La palabra clave es bedorotav, “de su generación”, porque Nóaj no sigue la corriente avasallante de la corrupción y de la depravación. Nuestros jajamim, consideran que la excepción de Nóaj es muy meritoria; en cambio otros sabios consideran que es una señal de su pobreza espiritual. Sustentan su opinión afirmando que en “su generación” Nóaj era justo y honesto, pero que de haber sido contemporáneo de un Avraham, no hubiese recibido tan honroso calificativo. ¿Por qué esta mezquindad con Nóaj? Es posible que nuestros jajamim critiquen el hecho de que Nóaj se hubiera salvado junto con su familia inmediata, pero nunca logró que su integridad se viera reflejada en ninguno de sus semejantes. Y si era realmente sincero en su comportamiento personal y firme en sus convicciones, ¿cómo se explica entonces que nadie se hubiese sumado a sus filas? Según el Midrash, Nóaj tardó ciento veinte años en construir la nave que le daría refugio durante el período del diluvio. Sin embargo, ninguno de sus congéneres se identificó con su visión espiritual ni imitó su conducta. Este hecho sugiere la posibilidad que el mismo Nóaj no estuviese muy convencido sobre el devenir de los acontecimientos y procede a construir el arca sólo, por lo que pudiera ocurrir.

Cuando las aguas del diluvio vuelven a su cauce, la en total desolación y destrucción de la tierra es total. ¿Qué sentido puede tener para Nóaj y sus familiares volver a arar y a labrar con el sudor de sus frentes, cuando todo podría serle arrebatado o destruido nuevamente? Pero, el ser humano tiene enormes reservas espirituales y posee talentos sin fin que lo llevan a volver a construir, incluso bajo la amenaza de la derrota. ¿Qué sentido tenía instruir a los niños en los ghettos de Europa durante la era nazi, cuando la muerte y la aniquilación eran inminentes? ¿Será porque por constitución somos optimistas y aun en las situaciones más apremiantes encontramos razones para soñar con un futuro más humano y promisorio? En el caso de Nóaj, Dios le ofrece el arco iris como una señal de un berit, que es un pacto, de Su compromiso de que jamás destruirá el mundo por segunda vez. Este berit requiere, como todo convenio, de dos partes, de dos interlocutores. Dios se compromete a darle sustento al mundo y a no destruirlo, y la humanidad se compromete a cumplir de ciertas reglas elementales y básicas, que según nuestra tradición se denominan las sheva mitzvot debenei Nóaj, que son las “siete reglas de los descendientes de Noé”.

El mensaje bíblico va tomando cuerpo. Básicamente, lo que se proclama es que el mundo y la humanidad no pueden coexistir sin ciertas reglas elementales de comportamiento. Es interesante notar que una de estas siete leyes básicas estipula el establecimiento de Cortes de Justicia. Se insiste en nuestros días acerca de la superioridad del concepto del amor y se alude a la severidad del judaísmo y de sus exigencias de pureza. Considero, sin embargo, que está muy claro que la justicia es un principio mucho más importante, fundamental e indispensable para el desenvolvimiento de toda sociedad, que conceptos tales como la nobleza y el amor, por mucha validez que ellos tengan. Con el tiempo, estos siete principios serán insuficientes para asegurar el futuro desenvolvimiento de la especie humana sobre la tierra. El Eterno decidirá entonces revelarse en el Monte Sinaí y seleccionar al pueblo judío para ser el portavoz de un código mucho más amplio que serviría de ejemplo e inspiración a las demás sociedades humanas.

EL PECADO DE LA UNIFORMIDAD

Parashá NÓAJ

Diferentes culturas y tradiciones cuentan acerca de un catastrófico diluvio que cubrió la faz de la tierra; este hecho concuerda con el relato bíblico, que se diferencia de los otros porque destaca una importante moraleja: la naturaleza no permanece indiferente a las inmoralidades de los seres humanos. El castigo divino se produjo debido al comportamiento inmoral del hombre y de los animales, siendo el hurto el detonante del diluvio.

¿De dónde provino ese caudal de agua, suficiente para cubrir completamente el planeta? Algunos cálculos señalan que si se derritieran todos los icebergs y brotasen a la superficie vastas cantidades de líquido provocados por erupciones volcánicas, aún en ese caso no habría suficiente agua.

Por ello, se sugiere que se habría producido un diluvio parcial, el cual cubrió sólo un sector de la superficie de la tierra.

En efecto, Rabí Yojanán afirma que la Tierra de Israel no sufrió el diluvio. Más aún hay quienes sostienen que el diluvio estuvo circunscrito a Babilonia, considerada en la época como la totalidad del territorio habitado por la Humanidad.

En cualquier caso, la enseñanza es clara: la conducta inmoral no permanece impune, mientras que Nóaj, por ser un personaje justo y moral, fue salvado con su familia para convertirse en el progenitor de una renovada estirpe humana.

Para asegurar que jamás se produciría otra catástrofe similar, Dios trazó un arco iris en el firmamento, como unaseñal de un Brit, un renovado pacto con la Humanidad.

Nuestros capítulos contienen el relato de otra catástrofe: el episodio de la Torre de Babel. En este caso no está claro cuál fue el comportamiento indebido que condujo a la destrucción de la torre. Una lectura del texto bíblico sugiere que una edificación tan alta tenía como propósito servir de punto de referencia, de manera que la población no se dispersara.

Aunque la altura de la construcción podría ser vista como un reto al cielo, el supuesto recinto de Dios, está claro que el intento resultaría fallido. Por ello, no está muy claro, en qué consistió el desacato a la voluntad Divina implícita en esta torre.

No obstante, se puede razonar que la torre significaba un desafío a Dios. Al no visualizarlo en los cielos, tal vez quisieron negar su existencia. El castigo por este hecho consistió en su dispersión a lo largo y ancho de la tierra. En cambio, por sus pecados, la generación del diluvio fue totalmente eliminada. ¿A qué se debe esta diferencia de castigo por la desobediencia? Aparentemente, pecar contra otros seres humanos es peor que faltar ante Dios. La generación del diluvio fue destruida finalmente porque no respetó la propiedad del prójimo.

Rabenu Bajyá sostiene que sabiendo que Dios no destruiría la tierra por un nuevo diluvio, la generación de la torre temía ser aniquilada por unas llamas provenientes del cielo, amenaza que la elevada construcción prevendría.

El Netsiv tiene una idea muy original. Sostiene que la torre servía para vigilar los movimientos de las personas, una especie de “torre de control”. No deseaban que la gente se dispersara para poder supervisar sus pasos y acciones. De acuerdo con otros exegetas, la torre tenía el propósito de imponer una idolatría uniforme, y por ello, querían mantener a la gente concentrada geográficamente.

De las opiniones citadas se desprende que regía un grado de hermandad entre la gente. No deseaban alejarse unos de otros. En cambio, la enemistad y el desprecio eran una constante en la generación del diluvio, porque muchos trataron de impedir que Nóaj y sus familiares entraran al arca que los salvaría.

Tal vez el gran pecado de la generación de la Torre de Babel fue su deseo de imponer la uniformidad en el pensamiento y en la acción.

Porque cuando se introduce en la sociedad un criterio equivocado, en la presencia de una variedad de opiniones, existe la posibilidad de corregir el error. Pero cuando la sociedad, en su totalidad, está sometida a una sola idea, la posibilidad de un cambio, de un toque de timón, luce remota. Por ello, las dictaduras imponen la uniformidad, para evitar que surjan alternativas que puedan amenazar su hegemonía.

EL LÍMITE DE LA TECNOLOGÍA

Parashá NÓAJ

El episodio de la construcción de la Torre de Babel, edificación destruida por Dios en los albores de la historia de la Humanidad, se ha convertido en el paradigma de la falta de entendimiento entre las personas: no se entienden porqué hablan lenguajes disímiles. No es sólo cuestión de vocabulario: el problema reside en los conceptos y en el significado que le otorgamos a las palabras. En efecto, la torre se derrumbó porque quienes la estaban edificando dejaron de comprenderse los unos a los otros. Además, la finalización de este edificio se había convertido en una obsesión que, según el Midrash, contribuyó para que el individuo le diera mayor trascendencia a la pérdida de un ladrillo que a la muerte de otro ser humano.

¿Cuál podía haber sido el propósito del levantamiento de esta Torre de Babel? Una posibilidad es que sirviera para que las personas pudiesen encontrar el camino de regreso a su lugar de origen, ya que debido a su altura podía ser observada desde lejos. Por otro lado, se podría dejar de poblar el resto de la tierra como una consecuencia de ello, ya que todos se concentraban en la misma área del globo. También se señala que la Torre servía para espiar a las personas, porque desde su altura se podía tener una vista panorámica de la región. Sería una especie de torre de control. (Recuerdo que durante nuestra primera visita a La Habana en 1988, nos impresionó una alta estructura dentro del complejo de la Embajada de la Unión Soviética: la sensación que tuvimos era que se trataba de una especie de vigía desde la cual se podía distinguir cada paso de la población de la ciudad).

Tal vez el trasfondo de este episodio es que el ser humano quería asumir el rol del Creador: se sentía muy poderoso por sus destrezas en el campo de la construcción. Pensaba tal vez que podía crear otro universo, tal como Dios lo había hecho. Además no se puede desestimar el ingrediente de la uniformidad: los hombres querían perpetuar sus cultos paganos para frenar cualquier alteración o cambio del ritual.

Está claro que la diversidad permite y promueve el crecimiento y el desarrollo. La confrontación de la diversidad de ideas y pensamientos, la adecuación a los extremos climatológicos y a las desiguales manifestaciones de la naturaleza, por ejemplo, exigen una respuesta inteligente y creativa del hombre para cada situación.

La confusión idiomática que Dios produjo para que el ser humano desistiera de la construcción de la Torre de Babel tenía un propósito didáctico. El idioma no sirve solamente para designar los objetos y dar nombre a los sentimientos.

El idioma es una manera de pensar. Quien habla el español piensa de manera diferente al que habla el alemán.

El idioma refleja el acervo cultural de la sociedad: expresa su idiosincrasia. Los tecnócratas responsables de la Torre de Babel probablemente pensaban que cuando la cúspide de la Torre alcanzara el cielo descubrirían cuáles son los secretos más esenciales de la naturaleza. Se convertirían entonces en dioses. Sin embargo, milenios más tarde, a comienzos de siglo XXI, el hombre de ciencia auténtico reconoce la dimensión de su ignorancia, está consciente de que queda mucho por aprender y reconoce que probablemente existen límites inmóviles para el conocimiento humano.

Mientras que la construcción de la Torre fue una demostración de la tecnología de avanzada de la época, la sociedad se ha desarrollado por otras razones: por las ideas y por los ideales. Las nociones básicas de felicidad y alegría, la satisfacción y el goce espiritual no son consecuencia de tecnología alguna. La modernidad ha proporcionado los medios para aliviar el uso de la fuerza física en el trabajo, así como herramientas indispensables para la investigación en diferentes áreas. Sin embargo, el amor y el odio, la envidia y el altruismo, la mezquindad y la generosidad, los sentimientos, las emociones y las pasiones continúan siendo los factores indispensables para alcanzar una mayor espiritualidad, capaz de dar sentido a la presencia humana sobre el planeta.

El surgimiento de la ética universal

Parasha NÓAJ - Génesis VI,9 - XI

En los primeros capítulos de la Torá aprendimos la historia de Adam y Javá, la primera pareja humana, y su destierro del Gan Eden, el Jardín de Edén. Leímos acerca de la primera muerte humana que no es resultado de enfermedad o la vejez. La primera muerte de un ser humano es producto de un asesinato. Caín asesina a Abel. Las razones y el por qué del asesinato no están ni claras ni definidas en el texto bíblico. Pero la lección importante es, según Elie Wiesel, estar consciente de que cuando una persona asesina a otro ser humano, está matando a un hermano. La Biblia prosigue con el relato de las primeras generaciones hasta culminar con la aparición de Nóaj, el héroe de la lectura de esta semana.

Según la concepción de nuestros sabios (jajamim)IMG_0093, diberá Torá bileshón benei adam, la Torá utiliza vocablos y conceptos que están al alcance del entendimiento humano. Por lo tanto, en muchas ocasiones el texto utiliza términos que podrían interpretarse como la representación personal y humana de Dios, con el único propósito de transmitir un mensaje más comprensible. Por ejemplo, la Torá habla del “brazo extendido” de Dios, y según nuestras apreciaciones Dios es un ser totalmente espiritual y enteramente “otro” cuando se le compara con cualquier ser u objeto, que sea el resultado de Su creación. Dios carece de brazos, en el sentido usual de esa palabra. Las últimas líneas del texto de Bereshit rezan: “Y arrepentióse el Eterno de haber hecho al hombre en la tierra…” ¿Cuál es el significado del arrepentimiento de Dios? ¿Acaso Dios cambia de opinión?

Los comentaristas científicos de la Biblia admitieron que para designar a Dios se utilizaron diferentes vocablos. Su estudio los llevó a concluir que nuestro texto de la Biblia es el producto de un editor que se basó en varias fuentes primarias, que fueron identificadas de acuerdo con el vocablo utilizado para señalar a Dios. Nuestros jajamim también notaron el uso de diferentes palabras para designar a Dios. Según la opinión de los jajamim, la Biblia es la palabra única revelada de Dios. En cuanto a la diversidad de vocablos, estas diferencias sirven para señalar ciertas cualidades específicas con las que se manifiesta la Divinidad. La palabra Elohim, por ejemplo, sirve para señalar la característica de absoluta justicia de Dios, y la palabra HaShem hace referencia a la misericordia Divina. Nuestros sabios dicen que en un principio Dios creó el universo con el criterio de justicia absoluta. Pero, los seres humanos somos humanos, erramos y necesitamos del perdón. Por lo tanto, Dios modificó su creación, añadiendo Su atributo de misericordia al proceso de la creación de nuestro mundo. El mundo se hizo entonces más acogedor para el ser humano.

Los capítulos de esta porción semanal relatan la historia de Nóaj, el único personaje a quien Dios considera merecedor de la vida, dentro de un mundo depravado. Dios decide que a través de Nóaj se le dará una nueva oportunidad al ser humano, a esta criatura que tiene características muy especiales. Los animales, por ejemplo, se contentan con hacer lo que deben hacer, cada uno de ellos de acuerdo con una programación basada en los instintos. El ser humano es diferente. Nunca está satisfecho con su condición individual. Siempre busca relacionarse con el mundo que lo rodea. Se empeña en algún cambio y busca mejorar su situación. La insatisfacción, es una de sus características básicas. Por tanto, es un ser que tiene la capacidad de construir o destruir lo que está en su entorno. No está dispuesto a ser un mero espectador. Siempre es protagonista y actor. Su actitud no es frente a las cosas apática. Es activo y dinámico. Nunca es parve. La historia de nuestro globo terrestre se relaciona estrechamente con el proceso constante de contaminación y destrucción del planeta por el ser humano.

En ese mundo en estado de deterioro, Nóaj sobresale, porque es una excepción. Nóaj es el único de su generación a quien Dios considera como el posible padre de una nueva sociedad para el mundo. La palabra clave es bedorotav, “de su generación”, porque Nóaj no sigue la corriente avasallante de la corrupción y de la depravación. Nuestros jajamim, consideran que la excepción de Nóaj es muy meritoria; en cambio otros sabios consideran que es una señal de su pobreza espiritual. Sustentan su opinión afirmando que en “su generación” Nóaj era justo y honesto, pero que de haber sido contemporáneo de un Avraham, no hubiese recibido tan honroso calificativo. ¿Por qué esta mezquindad con Nóaj? Es posible que nuestros jajamim critiquen el hecho de que Nóaj se hubiera salvado junto con su familia inmediata, pero nunca logró que su integridad se viera reflejada en ninguno de sus semejantes. Y si era realmente sincero en su comportamiento personal y firme en sus convicciones, ¿cómo se explica entonces que nadie se hubiese sumado a sus filas? Según el Midrash, Nóaj tardó ciento veinte años en construir la nave que le daría refugio durante el período del diluvio. Sin embargo, ninguno de sus congéneres se identificó con su visión espiritual ni imitó su conducta. Este hecho sugiere la posibilidad que el mismo Nóaj no estuviese muy convencido sobre el devenir de los acontecimientos y procede a construir el arca sólo, por lo que pudiera ocurrir.

Cuando las aguas del diluvio vuelven a su cauce, la en total desolación y destrucción de la tierra es total. ¿Qué sentido puede tener para Nóaj y sus familiares volver a arar y a labrar con el sudor de sus frentes, cuando todo podría serle arrebatado o destruido nuevamente? Pero, el ser humano tiene enormes reservas espirituales y posee talentos sin fin que lo llevan a volver a construir, incluso bajo la amenaza de la derrota. ¿Qué sentido tenía instruir a los niños en los ghettos de Europa durante la era nazi, cuando la muerte y la aniquilación eran inminentes? ¿Será porque por constitución somos optimistas y aun en las situaciones más apremiantes encontramos razones para soñar con un futuro más humano y promisorio? En el caso de Nóaj, Dios le ofrece el arco iris como una señal de un berit, que es un pacto, de Su compromiso de que jamás destruirá el mundo por segunda vez. Este berit requiere, como todo convenio, de dos partes, de dos interlocutores. Dios se compromete a darle sustento al mundo y a no destruirlo, y la humanidad se compromete a cumplir de ciertas reglas elementales y básicas, que según nuestra tradición se denominan las sheva mitzvot debenei Nóaj, que son las “siete reglas de los descendientes de Noé”.

El mensaje bíblico va tomando cuerpo. Básicamente, lo que se proclama es que el mundo y la humanidad no pueden coexistir sin ciertas reglas elementales de comportamiento. Es interesante notar que una de estas siete leyes básicas estipula el establecimiento de Cortes de Justicia. Se insiste en nuestros días acerca de la superioridad del concepto del amor y se alude a la severidad del judaísmo y de sus exigencias de pureza. Considero, sin embargo, que está muy claro que la justicia es un principio mucho más importante, fundamental e indispensable para el desenvolvimiento de toda sociedad, que conceptos tales como la nobleza y el amor, por mucha validez que ellos tengan. Con el tiempo, estos siete principios serán insuficientes para asegurar el futuro desenvolvimiento de la especie humana sobre la tierra. El Eterno decidirá entonces revelarse en el Monte Sinaí y seleccionar al pueblo judío para ser el portavoz de un código mucho más amplio que serviría de ejemplo e inspiración a las demás sociedades humanas.