Hilo Ostfeld Z”L

"el rencor y el odio son enemigos del progreso, enemigos del futuro"

HILLOOSLFELD (2)

Conocí a Hillo Ostfeld por más de medio siglo, suficiente tiempo para apreciar su excepcional personalidad e impacto sobre individuos, la sociedad venezolana: tanto la judía como la de gentiles, y una parte importante del pueblo judío en general. Hombre de convicciones firmes, carácter impositivo, hacía sentir su presencia al instante cuando ingresaba a una reunión, tanto familiar como comunitaria.

Uno se sentía seguro a su lado. Sabía, que en caso de cualquier emergencia, Hillo dará una respuesta adecuada a la situación.

Por ello, su consejo era solicitado. Tenía una inteligencia aguda aunada a una vasta experiencia en la vida.

Escribió un libro autobiográfico que relata sus vivencias, especialmente, durante la Segunda Guerra Mundial y la manera de cómo sobrevivió la mayor tragedia que sufrió el pueblo judío en su historia milenaria.

Después de un período corto en Israel, Hillo y Klara llegaron a Caracas con muy escasos recursos materiales, pero gracias a su tenacidad, ingenio y trabajo físico real, logró, después de unos años, afianzar su posición económica. Todo eso lo leí, pero fui testigo de muchas otras características de Hillo.

Al igual que miembros de nuestra comunidad, viajé en numerosas oportunidades a Israel. En Tel Aviv, al hospedarme en el hotel Hilton, la mucama, el portero y quien estaba en la recepción, al escuchar que venía de Caracas lo primero que querían saber era si conocía a Hillo.

Unos 5 años atrás, acompañé a los ejecutivos de Televen encabezados por su presidente Omar Camero, en una visita a Israel que luego produjo un programa sobre el país que fue transmitido en Venezuela. Incluyó una larga entrevista con el inolvidable Shimon Peres z’l, Presidente de Israel. Una conversación personal con Peres empezó con su pregunta acerca de ¿cómo está Hillo? Hillo tenía una larga amistad con Peres que contaba con numerosos encuentros personales.

Fue generoso, especialmente con la comunidad judía de Venezuela y Medinat Israel. Pero no se limitó a ello. Ayudó puntualmente a numerosos miembros de nuestra comunidad y fui testigo personal de varios de esos casos. Numerosas causas e instituciones venezolanas recibieron su apoyo material.

Había recibido una significativa educación religiosa en su juventud. Los principios morales y éticos de esa tradición lo
acompañaron por el resto de su vida.

Tenía una memoria prodigiosa. Llevaba los balances en su mente y no tenía que ver números escritos. Pero también sabía olvidar. Había sufrido los atropellos inhumanos de los nazis para tener como lema “nunca jamás”, pero al mismo tiempo estaba consciente que el rencor y el odio son enemigos del
progreso, enemigos del futuro.

Regresó a Rumanía como un dignatario, no obstante que había sufrido en el pasado el antisemitismo de su población. Se impuso la tarea de diseminar lo ocurrido en el Holocausto.

Habló y expuso en colegios y en universidades sus dolorosas experiencias durante ese oscuro período. Tal vez, el momento estelar fue cuando dirigió un mensaje sobre este tema en la tribuna de la Asamblea Nacional, cuyos integrantes se pusieron de pie a la conclusión de su larga intervención para aplaudir sus palabras y mostrar un aprecio especial hacia su persona.

Había cumplido 70 años de matrimonio con Klara el día de su deceso. La desaparición física de 2 hijos: Luis y Leon, dejaron una herida profunda e incurable para los padres y para la hermana Trudy quien se convirtió en el soporte emocional para toda la familia.

Victor Frankl, fundador de la Logoterapia, sostuvo que sobrevivieron el Holocausto, especialmente aquellos que tenían un programa de vida, una meta, quienes sentían que tenían una misión que cumplir.

Hillo tenía programas y metas. Nunca permitió que obstáculos impidieran sus propósitos. Tenía una disposición positiva, lo podía lograr todo. Y efectivamente, logró muchas cosas.

“Zijró tehé baruj”, su memoria produce la bendición.