INTRIGAS FRATERNALES Y CUALIDADES DE LIDERAZGO

Comentarios del Rabino Brener sobre la Parashá de la Semana. Parashá Mikéts

Por demás conocida es la historia de Yosef y sus hermanos, las intrigas y los celos que causaron la “venta” de Yosef y que condujo a la servidumbre en el hogar de Potifar, jefe de los matarifes o carniceros del faraón.

Por rehusar los avances amorosos de la esposa de su amo, Yosef es recluido en la cárcel donde demuestra su capacidad intelectual y espiritual al interpretar correctamente los sueños de dos detenidos. Esa habilidad es recordada por uno de ellos, el copero, cuando retorna a la gracia del monarca.

Cuando los astrólogos no logran explicar adecuadamente el sueño del faraón, el copero sugiere que Yosef sea traído de las profundidades de la cárcel para interpretar el sueño. La inteligencia y espiritualidad de Yosef salen a relucir por la brillantez de su interpretación y las sugerencias que ofrece para aprovechar el vaticinio contenido en el sueño.

Para valerse de los dotes excepcionales del joven, el faraón nombra a Yosef como su segundo en el mando para dirigir el destino de los egipcios en los años venideros.

Los eventos se desenvuelven forzosamente de acuerdo al diseño divino y los hermanos se ven obligados a viajar a Egipto para comprar alimentos y enfrentar la hambruna que envuelve a la región. Las dificultades inherentes a esta misión conducen a los hermanos a recordar su delito original: la “venta” de Yosef. ¿Qué ocasionó este trágico hecho?

Existía una competencia por el liderazgo entre los hermanos. Por un lado estaba Reuvén, el mayor de ellos, y por otro lado estaba Yehudá, el cuarto en orden de edad, pero con gran carisma y claras cualidades de líder. El relato de la “venta” empieza cuando el anciano padre Yaacov envía a Yosef a velar por el bienestar de los hermanos que se habían alejado del hogar en búsqueda de pasto para sus rebaños. Al verlo desde lejos, los hermanos deciden asesinarlo porquepiensan que su propósito es espiar su conducta para luegodelatarlos ante el padre, tal como había hecho anteriormente.

Los exégetas señalan a Shimón y Leví como los probables protagonistas de este siniestro plan, ya que habían demostrado una crueldad inusual en el caso de la violación de su hermana Diná. En este momento, Reuvén asume el liderazgo natural del primogénito y sugiere que no se debe matar a Yosef para que su sangre no corra de sus propias manos. Era preferible arrojarlo a un pozo donde no podría sobrevivir.

Después de la primera compra de alimentos, Yosef –que aún no se ha dado a conocer ante sus hermanos– exige que Binyamín los acompañe en la próxima visita, hecho que sustentará la veracidad de todos sus alegatos. El padre, enlutado por la desaparición de Yosef, se niega a permitirlo y los dos hermanos, Reuvén y Yehudá, presentarán argumentos para lograr que Binyamín reciba el consentimiento paterna para el próximo viaje a Egipto. Reuvén ofrece a sus hijos como garantes por la seguridad de Binyamín, pero el argumento no convence al padre, porque la posible pérdida del hijo menor no sería compensada con las vidas de sus nietos.

En cambio, Yehudá argumenta que en caso de cualquier accidente que ocurra con Binyamín, él –Yehudá– permanecerá en un estado de deuda moral con el padre por el resto de sus días. Pero más aún, Yaacov sabe que Yehudá había sufrido la pérdida personal de dos hijos, Er y Onán, y por ello tenía una profunda empatía personal con el dolor que produce la muerte de un hijo. Yehudá demostró la sensibilidad real y pertinente frente a la posible tragedia.

Yehudá obtuvo el liderazgo porque había asumido la responsabilidad por su conducta en el caso de su nuera Tamar.

Cuando en el momento crucial del juicio por adulterio, Tamar mostró las prendas pertenecientes al hombre responsable por su embarazo, Yehudá confesó que esas prendas le pertenecían. Podía haber hecho caso omiso a las pruebas durante el juicio y, de tal manera, permitir que se cumpliera el castigo de muerte del caso, borrando un hecho oscuro de su pasado reciente. Porque debido a un disfraz, Yehudá había tenido una relación sexual casual con Tamar al asumir que se trataba de una prostituta.

Yehudá no evadió el deber frente a la precaria y peligrosa situación de Tamar y mostró la característica fundamental líder: asumir la responsabilidad frente a los hechos, sin tomar en cuenta la consecuencia. Una de las razones por las cuales el individuo está dispuesto a seguir el mando de otra persona es porque sabe que siempre le dirá la verdad y que no lo abandonará, no obstante el “costo” y el peligro que ello implique para el líder.

La valentía del soldado israelí actual también está relacionada con saber, con total certeza, que sus compañeros jamás lo abandonarán y que se hará lo humanamente posible para rescatarlo en caso que caiga en manos enemigas.

Este comportamiento es una herencia del ejemplo de Yehudá, quien obtuvo la confianza de sus hermanos para asumir el liderazgo y para convertirse luego en el antecesor de los reyes de Israel. Tal como pronunciara Yaacov en su lecho de muerte: lo yasur shévet miYehudá, “el cetro del mando nunca abandonará la estirpe de Yehudá”.

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