Israel: independencia y reflexión ética

VAYISHLAJ - Génesis XXXII,4 - XXXVI

IMG_0172Yaacov decide que no puede continuar en el ambiente ambiguo, de dudosa moralidad del hogar de su tío Laván. Ha formado una familia numerosa y ha adquirido bienes para su independencia económica. Yaacov decide regresar a la tierra ancestral. Pero Esav, el hermano de quien tomó la primogenitura, no ha olvidado el engaño y se apresta a recibir a Yaacov con una comitiva de cuatrocientos hombres. Yaacov decide dividir su caravana a fin de que, en el caso, de un enfrentamiento armado, al menos la mitad de su gente pueda salvarse. Vayirá Yaacov meod, vayétser lo…, “Yaacov tuvo mucho miedo y se sintió adolorido…” Según nuestros jajamim tuvo “miedo” de morir, y se sintió “adolorido” por si él tuviese que matar a otros. Esta situación se está repitiendo en nuestros días en Yehudá, Shomrón y Gaza, donde los soldados de Tsáhal tienen que cuidar sus vidas, ante todo. Pero al mismo tiempo están conscientes de su deber de evitar que la sangre de otras personas, sea derramada.

En el Líbano, muchos soldados perdieron la vida por no entrar en plazas del enemigo ¿que atacaban? primero para entonces encontrarse con terroristas que, escondidos tras los delantales de sus mujeres, sí disparaban. La guerra no permite para cuidar los modales y tener las consideraciones habituales si se desea sobrevivir. Pero, ¿qué valor tendría nuestra vida, si para asegurarla tuviésemos que traicionar la esencia de la razón de nuestra existencia? Sería como asegurar que el fin justifica los medios. Vayirá tiene que estar aunado con vayétser, porque en nuestro afán por sobrevivir no podemos enceguecernos como para no ver el derecho de otros a vivir una vida igualmente digna.

         Yaacov eleva sus oraciones a Dios, hatsileini na miyad ají, miyad Esav: “sálvame por favor de la mano de mi hermano, de la mano de Esav”. Comentan nuestros jajamim, “es mi hermano, pero también es Esav”, prototipo del malvado. La consanguinidad no siempre garantiza amistad y bondad. La enemistad entre hermanos puede ser extremadamente cruel, alimentada por la envidia y una excesiva competencia filial. Parte de la historia de la humanidad comienza con el asesinato de Abel por su hermano Caín.

         Yaacov se prepara para el encuentro con Esav con tefilá, “rezo”, dorón, “obsequios”, y para la posibilidad de miljamá, “el conflicto armado”. Es la noche anterior al encuentro, vayivater Yaacov levadó, vayeavek ish imó…, “Yaacov queda solo y lucha contra un hombre”. Yaacov es el vencedor y no permite al hombre irse sin antes obtener una bendición. Lo Yaacov yeamer od shimejá ki im Israel, “tu nombre no será más Yaacov, sino Israel”, pronuncia el enigmático hombre, ki sarita… vatujal, “porque te enseñoreaste… y venciste.” ¿Quién era este hombre que lucha contra Yaacov? Según algunos comentaristas era el ángel guardián de Esav que logra herir a Yaacov en el muslo, dejándolo cojo como resultado del combate. Yaacov recibe su nombre original porque al nacer se había colgado arrastrados del talón de su hermano. Ahora recibe un nuevo nombre, Israel, que lo señala como el victorioso. Es el mismo vocablo que se utiliza para designar al Estado Judío creado por la decisión de las Naciones Unidas en Noviembre de 1947. Cuando proclama su independencia en mayo de 1948, lo hace con el nombre de Estado de Israel.

¿Por qué se escogió el nombre Israel para designar al nuevo estado? Judea hubiera sido una apelación más acorde con la historia. Después de la muerte del rey Shelomó, el estado se dividió en dos reinos, Israel en el norte, y Yehudá, Judea, en el sur. Nosotros somos los descendientes del reino de Yehudá, y por lo tanto, éste hubiera sido el nombre más apropiado.

La impotencia de no poder decidir su destino podría ser la lógica caracterización de la situación del pueblo judío durante los dos milenios de su exilio. ¿En qué lugar geográfico se radicaba el judío? En el país en el cual le permitían residir. ¿Cuáles eran sus oficios o profesiones preferidas? Dependía de la bondad de los gremios o de los cupos, de los numerus clausus que las universidades le ofrecían. ¿Por qué abandonaba, en masa, algún país? Porque de allí lo desterraban. En fin, el judío no era quien regía ni su presente ni su futuro. Era un objeto que se comportaba de acuerdo con la idiosincrasia y el capricho de los otros. No se le permitía iniciativa o decisión propia alguna. Reaccionaba de acuerdo con las circunstancias que se creaban en su entorno, pero sin poder participar en ellas. El judío no tenía voz, ni aporte alguno, en las decisiones de la sociedad. Estaba enteramente apartado del medio circundante. Así como el nombre Yaacov quiere decir seguir detrás de algo, así era la vida del judío de esta diáspora de larga duración. Estaba destinado a seguir instrucciones ajenas en un ambiente intolerante y hostil.

Con la creación del nuevo estado se quiso dar por terminada esta situación. Este era un grito de independencia, en el sentido de que, desde ese momento en adelante, era el propio judío quien iba a decidir su destino. El mismo iba a trazar el compás y el rumbo de su vida. Dejaría de ser un testigo pasivo de la historia para convertirse en un actor, en un partícipe de las grandes decisiones de la sociedad humana. Estaba dispuesto a luchar por ello y confiaba en que podría vencer la adversidad. Tal vez sea esa la razón por la que ser escogió el nombre de Israel para el nuevo estado. Con su establecimiento que quiso significar un vuelco distinto a la historia de los siglos pasados. Se propuso señalar que somos como el Israel bíblico, el que cuando fue necesario se había enfrentado a un ángel y había obtenido la victoria.

La reunión con Esav es pacífica y amistosa. Los hermanos se abrazan y vayishakehu, “se besan” con emoción. En el pergamino original de la Torá, la palabra vayishakehu resalta debido a unos puntos que carecen de significación fonética. Nuestros jajamim, con su acostumbrada sensibilidad, señalan que esos puntos hacen alusión al hecho de que el abrazo y el beso de Esav no eran sinceros y, por lo tanto, Yaacov decide apartarse nuevamente de su hermano y hacer una vida independiente.

Nuestro relato abre ahora un paréntesis literario para introducir un episodio enigmático, el de la seducción de Diná, la hija de Yaacov. Diná da un paseo por el campo (hecho considerado como inmodesto para una joven) y Shejem, hijo de Jamor el señor de esas tierras, se enamora de ella. Shejem tiene relaciones sexuales con Diná e insta a su padre a hablar con Yaacov y sus hijos para que les permitan casarse. Jamor le dice a Yaacov que lleguen a un arreglo a fin de que las hijas de Yaacov se casen con sus varones, y viceversa. Shejem añade que está dispuesto a hacer cualquier cosa para casarse. Los hermanos le exigen que se circuncide al igual que todos los varones de su pueblo. Al tercer día después de la circuncisión, cuando el dolor era agudo, Shimón y Leví, los hermanos de Diná, masacran a todos los hombres. Los hermanos alegan que no podían permanecer indiferentes frente a la obligada prostitución de su hermana. Yaacov aunque no objeta claramente la inmoralidad de la acción de sus hijos, comenta que le han hecho un gran daño porque, en adelante, será odiado por los habitantes de la región.

El episodio descrito suscita numerosos interrogantes éticos que son incompatibles con el contenido moral de la revelación Divina en el Monte Sinaí. Nuestros comentaristas abundan en razonamientos y explicaciones, pero la injusticia y crueldad obvias no desaparecen y quedan abiertos para la reflexión de cada lector de la Torá.

 

 

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One thought on “Israel: independencia y reflexión ética

  1. Me interesa mucho recibir los estudios acerca del pueblo de Israel y su peregrinaje en la tierra además de conocer su pensamiento en coinonía con el de Dios.

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