El Día del Perdón, el ritual y la esencia

AJAREI MOT - Levítico XVI - XVIII

En Yom Kipur, que es el día más sagrado de nuestro calendario (en nuestros tiempos adquiere un significado adicional por haberle prestado su nombre a la guerra de 1973 entre Israel y sus vecinos), se da lectura pública a algunos párrafos de nuestros capítulos semanales. En la mañana de Yom Kipur se lee acerca de los dos chivos que formaban parte del ritual del día. Por intermedio de un sorteo se designaba cual de estos animales sería el sacrificado. Después de la confesión pública del kohén de los errores cometidos por el pueblo, el segundo de los chivos era enviado al desierto. Un tal ish ití, que era una persona designada de antemano para tal propósito, era el encargado de conducir a ese chivo al desierto. Este ritual da origen a la expresión “chivo expiatorio” (cargarle a otro las culpas de uno) utilizada en la mayoría de las lenguas occidentales.

Durante la noche anterior a la festividad, el kohén (el que oficia el ritual en Yom Kipur es el kohén gadol, aquel que ocupa la posición ejercida por primera vez por Aharón, el hermano de Moshé) permanecía despierto repasando el orden de los servicios religiosos del día siguiente. En ocasiones cuando el kohén no era lo suficientemente ilustrado para el estudio propio, los sabios repetían con él, las diferentes instrucciones y ordenanzas que tendría que cumplir durante el día de Yom Kipur. Se le exigía un juramento al kohén en el que prometía no desviarse del orden establecido por los jajamim. Esto se debe probablemente a la diferencia de opinión entre los Perushim y los Tsedukim con referencia al orden exacto de los ritos de este día sagrado. Los jajamim querían asegurarse de que el kohén siguiera el orden de los Perushim, especialmente cuando su actividad tenía lugar en privado durante su permanencia en el Kódesh hakodashim, que es el lugar de mayor santidad en el Beit HaMikdash. No se le permitía al kohén conciliar el sueño durante toda la noche y los pirjei kehuná (jóvenes aprendices del sacerdocio) lo despertaban, cuando observaban que se adormecía.

El kohén ofrecía quince sacrificios en su propósito de solicitar el perdón baadó, por sus pecados personales, por beitó, los pecados de su familia (la palabra beitó, que quiere decir familia u hogar, se identifica con la esposa), y por lo tanto era indispensable que este kohén fuera un hombre casado. Se escogía una sustituta para su esposa, en caso de que ésta falleciera en la víspera de Yom Kipur y su muerte causara que el kohén se viera impedido de cumplir cabalmente sus funciones por no tener esposa y, por este motivo, posiblemente podría no ser atendido en su petición del perdón por los pecados de todo el pueblo de Israel.

En el curso de las ofrendas de sacrificios, el kohén tenía que cambiar su ropaje cinco veces, previa inmersión cada vez en una mikvé, la piscina ritual. En el cumplimiento de sus obligaciones durante el resto del año, el kohén se cubría con unas ocho vestimentas que contenían hilos dorados, para el oficio religioso. En Yom Kipur, en cambio, y en señal de humildad vestía cuatro túnicas simples de lino blanco. El lujo y la ostentación no son compatibles con la petición por el perdón que ese día era el propósito esencial del kohén.

En el transcurso de Yom Kipur, el kohén implora el perdón en tres oportunidades. Ante todo solicita el perdón por sus pecados y por los de su familia. Luego pide nuevamente el perdón por sus pecados y por los de sus familiares, pero esta vez incluye una petición por el perdón por los pecados de los demás kohanim. La solicitud por el perdón de todo el pueblo de Israel, la hace el kohén unos momentos antes de enviar el segundo chivo al desierto. Cuando el pueblo escuchaba como el kohén pronunciaba el “Nombre explícito” de Dios, todos se postraban y repetían Baruj Shem kevod maljutó leolam vaed, “bendito sea Su majestuoso Nombre por siempre jamás”. Esta es la misma frase que generalmente se pronuncia en silencio, pero que es recitada en voz alta en la sinagoga durante los rezos de Yom Kipur.

Por lo citado del ritual de ese día, es evidente que nuestra celebración actual de Yom Kipur difiere mucho de la majestuosidad y solemnidad de los tiempos del Beit HaMikdash. El ritual se centraba, en aquel entonces, en el kohén el cual tenía que realizar una serie de sacrificios y abluciones y tenía que obtener kapará, que es la absolución y el perdón por los pecados cometidos por todos. Con la destrucción del Beit HaMikdash, el pueblo judío quedó inconsolable porque desconocía si había una manera tradicional diferente para obtener anualmente el perdón Divino. Pero el genio de nuestro pueblo no permaneció inerte. La Sinagoga, con su enseñanza de que la palabra y la oración son el auténtico “servicio del corazón” en la feliz expresión del Talmud, ofreció una alternativa al Templo de Jerusalén. Efectivamente, durante el transcurso de las oraciones de Yom Kipur, se “recita” el orden de los sacrificios y se rememoran todas las actividades del kohén en ese día. Uneshalmá farim sefatenu, “y nuestros labios ocuparán el lugar de los toros”, (los animales que eran sacrificados) esta frase del profeta Hoshea, ofreció un texto bíblico de apoyo, para la sustitución de los sacrificios por las oraciones.

A la conclusión del período de ayuno y de oraciones de Yom Kipur, la mayoría sentimos una especie de catarsis, de alivio emocional y de elevación espiritual al salir de las sinagogas. En épocas anteriores, según el Talmud, a la conclusión del día de Yom Kipur había celebraciones de regocijo por la ansiada y anticipada aceptación Divina de los oficios del kohén. Las jóvenes, elegantemente vestidas danzaban en las calles y solicitaban a los jóvenes de edad matrimonial que escogiesen pareja. Joven: ¡no te fijes en la belleza superficial y observa mas bien el ancestro y la procedencia!, solían exclamar. Tal vez, debido a esta tradición popular de la búsqueda de shidujim en esta fecha, la lectura de la Torá escogida para la tarde de Yom Kipur exhorta en contra de los matrimonios prohibidos y contra el incesto en particular. O tal vez, dado que en Yom Kipur se congregaba a las grandes mayorías, se aprovechaba el momento para dar lectura a la lista de prohibiciones sexuales, cuyo conocimiento es esencial para la estructura de toda sociedad humana.

El siguiente es un listado de las relaciones sexuales prohibidas según nuestro texto bíblico:

 

  1. Entre madre e hijo.
  2. Entre madrastra e hijastro.
  3. Entre hermano y hermana, o hermanastro y hermanastra. Un     hombre puede casarse con la hija de un padrastro o de una     madrastra, producto de un matrimonio anterior.
  4. Entre padre e hija, o entre abuelo y nieta.
  5. Con la hermana del padre o de la madre.
  6. Con la esposa del hermano de (su) padre.
  7. Con su nuera, aunque ésta ya no esté casada con su hijo.
  8. Con la esposa de su hermano o de su hermanastro.
  9. Con una mujer y su hija (en la Torá se concibe tener más     de una esposa).
  10. Con una mujer y la hija de su (de la mujer) hijo.
  11. Con una mujer y la hija de su (de la mujer) hija.
  12. Con la hermana de su esposa (durante la vida de su esposa).

 

Concluimos nuestros apuntes semanales con una breve reflexión acerca del hecho de que en el judaísmo el sexo no es un tabú, ni una manifestación exclusiva y obsesiva del deseo carnal del ser humano. De ninguna manera debemos considerar al sexo como una concesión al instinto animal del ser humano y a su absoluta necesidad para la sobrevivencia de la especie. Desde luego que nuestras consideraciones están matizadas por los conocimientos científicos de nuestros días. Sin embargo, se puede documentar ampliamente con textos bíblicos, con fuentes del Midrash y del Talmud, que en el judaísmo existe una actitud positiva frente al sexo. Más aún, la Kabalá, en particular, contiene numerosas citas que exaltan lo sublime del acto sexual. Nuestros capítulos, sin embargo, establecen límites a la actividad sexual, (a la cual hay que añadir la modificación impuesta por el Beit Din de Rabenu Guershom Maor Hagolá que prohibió la poligamia) límites que han sido adoptados, casi al pie de la letra, por la sociedad moderna occidental.

 

Please note: I reserve the right to delete comments that are offensive or off-topic.

One thought on “El Día del Perdón, el ritual y la esencia

Comments are closed.