THE INCONESTABLE AFFINITY OF BROTHERHOOD

TOLDOT

God informed Rivka that she would be the mother of two nations, two kingdoms that would not share power, a struggle was unfolding, a kind of constant rivalry between the twins that were in her entrails. The ascent of one would imply the regression of the other. The forecast refers to the future incompatibility of these sons: Yaacov and Esav. Jewish tradition later identified Esav with Rome and even with Christianity.

Kayin and Hevel represent the primordial rivalry that stopped only with the murder of Hevel. The competition continued with Yitschak and Yishmael, although in this case, they were brothers only by their father, a fact that could explain partially the marked difference between their respective characters and behavior. In the case of Yaacov and Esav,  they were not only children of the same father and mother, they were also twins, though obviously not identical.

The personality discrepancy exhibited by the siblings originates in the mother’s placenta, a fact that points to a Divine decision: Rivka will engender two typologies that will be in constant conflict with each other. That means that confrontation and rivalry are part of God’s plan for Humanity. These attitudes seem inevitable because they are an integral part of the genetic code of Humanity, which will intensify in the case of the patriarchs. In this sense, the prophet Malachi testifies: “After all, says the Lord, Esav is Yaacov’s brother. He accepted Yaacov while He rejected Esav. ” Inclination to evil, by both Esav and Yishmael, has been imposed beforehand, causing an adverse outcome for the Jewish people.

Notwithstanding the foregoing, the Vilna Gaon makes reference to an ancient Midrash which states that the head of Esav is buried in Mearat Hamachpela, the acquired lands by Avraham to bury Sarah, and that will later serve as an eternal resting place for the patriarchs. According to the Midrash, Esav does not only symbolize irrational force and aggressiveness.

There are positive and valuable elements in his personality that justify that his head rests on the same place that would serve as a burial ground for the founders of monotheism.

The Midrash establishes a dichotomy between the warrior body of Esav and his head that nourished from the holiness of Yitschak. Would that be the reason for Yitschak to be drawn to Esav? While Rivka`s judgment about the personality of Esav is based on his violent actions, Yitschak has a vision into the future and minimizes the importance of the extreme manly behavior of the young man who wishes to affirm his personality in the field through hunting. Yitschak’s blindness did not permit that he closely evaluate the behavior of his firstborn in daily life, because his penetrating future vision indicated to him that the fate of Humanity had to include the reconciliation of the brothers at the end of days.

Only Esav’s body was rebellious, while his head remained loyal to the teachings of the patriarch.

Judah Zoldan emphasizes that, according to the biblical prism, the Jewish people will not dominate other peoples. That is not their destiny. The task of the Jewish people is to be a beacon to indicate to the other nations the path of justice and solidarity with others. Esav does not represent insurmountable evil.

Perhaps there is no absolute wickedness within the bosom of Humanity, although the Nazi era formidable challenges this hypothesis.

The Torah testifies to the temporal reconciliation of the brothers: Yitschak and Yishmael, Yaacov and Esav who take care and participate together in the burial of their respective parents.

Episodes that point to the “end of history”, to the possibility that antagonisms and confrontations give way to the fraternity that must become a reality in a messianic age. Behold then that the advent of an era of tranquility and peace for Humanity depends upon men and women, on their fraternal behavior and solidarity with others. The initial condition of Kayin and Hevel, Yitschak and Yishmael, Yaacov and Esav is a brotherhood that for erroneous reasons gave way to divergence and a bitter conflict. The return to the roots will be based on their common origin, as in the aforementioned words of Malachi: “After all, says the Lord, Esav is the brother of Yaacov… ”.

Yaacov: el mensaje y la tarea.

TOLDOT - Génesis XXV,19 - XXVIII,9

Nuestras matriarcas tuvieron dificultades en concebir. Quizás, la enseñanza sea que el dar a luz, aunque todos lo consideremos como un proceso muy natural, requiere del cuidado, de la voluntad y de la intervención Divinas. El nacimiento de un ser humano es un hecho trascendental. Yitsjak implora a Dios, y su esposa Rivká concibe mellizos. El primogénito es pelirrojo y velludo y recibe el nombre de Esav. El segundo es llamado Yaacov, porque nace asiéndose del talón de su hermano. Son gemelos, no idénticos. En su vida práctica también son muy diferentes: mientras Esav se desarrolla como un hombre dedicado al campo y a la caza, Yaacov es un joven estudioso y hogareño.

El padre de los mellizos, Yitsjak, aparece como el más tímido de los patriarcas. Su ubicación entre los padres de nuestra tradición es como la del hijo intermedio, entre el primogénito y el menor de todos. Según nuestros jajamim, es enteramente un tsadik, una persona cuya fe es inquebrantable y tiene rasgos de santidad. Según el relato superficial de la Biblia, Yitsjak aparenta adolecer de iniciativa propia. Nunca se aventura fuera de Israel, hecho que  desde otra perspectiva es considerado también muy meritorio. Hasta los pozos de agua que descubre para satisfacer la sed de sus rebaños son los mismos ya conocidos. Yitsjak es un hombre pasivo, que como ya sabemos, demostró su disposición a ser sacrificado, al ofrecer su vida como muestra de su fe incondicional. No es de extrañar, entonces, que Yitsjak tuviese gran admiración por Esav, paradigma de las cualidades de las que él carecía. Esav es el símbolo de la fortaleza física, de la permanente disposición al desafío de las fuerzas de la naturaleza. Esav es hombre del campo y representaba para Yitsjak la realización de una ambición profunda  que nunca pudo materializar por su naturaleza apacible que llegaba a tener destellos de timidez.

La madre Rivká es una persona realista. Reconoce la fortaleza física de Esav, pero está consciente de que únicamente Yaacov tiene la suficiente capacidad para perpetuar los principios éticos y morales que son el fundamento de las nuevas enseñanzas que debían ser transmitidas a las generaciones futuras. Y, cuando llega el momento de señalar al heredero espiritual, Rivká interviene decisivamente, a fin de que ser Yitsjak el elegido.

La definición de los caracteres de los protagonistas es acentuada aún más cuando Esav, al regreso de una jornada de caza en el campo, codicia los alimentos que Yaacov había preparado. Esav está dispuesto a cederle la primogenitura a Yaacov por un pedazo de pan y una sopa de lentejas. “Si de todas maneras voy a morir, ¿para qué necesito la primogenitura?”, exclama Esav. Yaacov le exige un juramento como testimonio del intercambio de los alimentos por el derecho a la primogenitura. ¿En qué consistía aquella primogenitura? Al parecer, en aquellos tiempos, los primogénitos eran los sacerdotes de las familias y Esav no tenía esa vocación. Esav era cazador, de naturaleza inmediatista, requería la pronta satisfacción de sus necesidades. La demora del placer en aras de un futuro mejor no formaba parte de su personalidad. El “continuador” de la fe, la persona que debería enseñar a todo un mundo acerca del Dios único, debía tener visión de futuro. Yaacov demora la satisfacción del hambre momentánea para asegurar el pan de mañana, con todas las implicaciones del alimento, tanto del cuerpo como el del espíritu.

Yitsjak siente que las fuerzas lo abandonan, se está quedando ciego: sus ojos ya no le permiten admirar la naturaleza. Ha llegado el momento de la transmisión del manto del liderazgo. Se le encomienda a Esav cazar un animal para la comida de su padre. Rivká encuentra y aprovecha el momento crucial para asegurar la continuidad del mensaje de Avraham; rápidamente, prepara comida y disfraza a Yaacov con las pieles de un animal sobre los brazos y el cuello, a fin de disimular de esta manera su piel lampiña. Yaacov presenta los alimentos al padre; Yitsjak no oculta sus dudas y la ambigüedad de sentimientos frente al individuo que pretende ser Esav pero que también manifiesta algunas de las características de Yaacov. Dice el padre: Hakol, kol Yaacov, vehayadáyim yedei Esav, que quiere decir: la voz es la voz de Yaacov, pero las manos son las manos de Esav. El drama está por desarrollarse. La comida ha sido preparada con demasiada rapidez. El aroma de la ropa es el del campo y las velludas pieles dan la sensación de los robustos brazos de Esav. Pero la voz, que después de todo es una manifestación mucho más íntima y auténtica de la persona, la voz es la voz de Yaacov. ¿Qué hacer? Tal vez Yitsjak, frente a la duda, debió haber solicitado la ayuda de Rivká para cerciorarse de la identidad de quien iba a ser el recipiente de su última bendición. Es posible que esta simbiosis entre la fortaleza de Esav y la comprensión y la ternura simbolizadas por la voz de Yaacov, fueran la combinación ideal para llevar el mensaje a las futuras generaciones. El anciano padre se arriesga y le ofrece la ansiada bendición a quien tiene delante de él, a Yaacov.

En efecto, nuestro pueblo mantuvo vivo el mensaje de Yaacov durante los casi dos milenios del exilio y, a pesar de esto, fue objeto de persecuciones y vejaciones. La voz de Yaacov por sí sola parece no tener mucha oportunidad en nuestro mundo. Kol dealim guevar, traduce que el más fuerte es el que domina y lo afirma el Talmud. Los líderes espirituales del mundo pronuncian sermones pero los dueños de los secretos del átomo son los que dictan las reglas y los que las hacen cumplir. Se requiere, tal vez, de la combinación equilibrada entre fuerza e ideas, entre el poder y la moralidad, para sobrevivir en nuestro mundo imperfecto. Y éste es uno de los grandes dilemas de Medinat Israel. ¿Seremos como todas las naciones, con la policía y las fuerzas armadas que son instituciones necesarias para mantener el orden público y la seguridad nacional? (Isaac Bashevis Singer, durante una visita a nuestra comunidad, manifestó que el judío no está hecho para ser policía). ¿Se puede considerar, acaso, la posibilidad de Israel como un mercaz rujaní, un centro espiritual, según la concepción de Ajad Haam, una alternativa con probabilidad de sobrevivencia en el entorno árabe que continúa siendo hostil? Posiblemente la respuesta esté en algún punto intermedio. El problema esencial es el de saber percibir los ingredientes y medir correctamente sus porcentajes. ¿Hasta dónde podemos armarnos sin convertirnos en una Esparta? Golda Meir, ilustre Primera Ministra dama del Estado de Israel, comentó que estaba dispuesta a perdonarle todo a los árabes, menos el hecho de que su agresión hubiese obligado a los jóvenes israelís a portar armas y aprender a matar. ¿Cuáles eran los pensamientos y las emociones de los jóvenes que tenían que esquivar las piedras arrojadas por niños y mujeres en Judea, Samaria y Gaza durante el período de la Intifada? ¿Qué siente una madre árabe que envía a su pequeño a apedrear a otros seres, hijos a su vez de otras madres?

El dilema es difícil de resolver, pero al mismo tiempo sería históricamente injustificable bajar la guardia y poner en peligro la existencia de la Mediná. Nuestra generación es privilegiada porque después de dos milenios hemos regresado a la tierra que Dios prometiera a Avraham reiterando la misma promesa a los dos patriarcas siguientes. HaShem oz leamó yitén, HaShem yevarej et amó bashalom, traduce que Dios dará fuerza a Su pueblo, Dios bendecirá a Su pueblo con paz; es la afirmación del salmista. Necesitamos una mezcla muy equilibrada entre proeza física y fortaleza espiritual. En la medida que mantengamos un balance dinámico entre las enseñanzas de la Torá y las exhortaciones de los profetas y sepamos combinarlas con el talento ingenio tecnológico, podremos mantenernos firmes en la tierra ancestral y obtener la paz que, en su momento, deberá reinar en la región y en el mundo. Así lo esperamos.

LA AFINIDAD INCONTESTABLE DE LA HERMANDAD

Parashá TOLEDOT

Cuando Rivká sintió que se estaba desarrollando una lucha, una especie de rivalidad entre los mellizos que llevaba en sus entrañas, Dios le informó que sería la progenitora de dos naciones, dos reinos que no compartirían el poder. El ascenso de uno implicaría el retroceso del otro. El pronóstico se refería a la futura incompatibilidad de sus hijos: Yaacov y Esav. La tradición judía identificó a Esav con Roma y, luego, con el Cristianismo.

Kayin y Hével representan la rivalidad primordial que solo cesó con el asesinato de Hével. La competencia continuó con Yitsjak y Yishmael, aunque en este caso eran hermanos solamente por parte del padre, hecho que podría explicar parcialmente la marcada diferencia de sus respectivos caracteres y comportamiento. En el caso de Yaacov y Esav, en cambio, no solamente eran hijos del mismo padre y madre; también eran mellizos, aunque obviamente, no idénticos.

La discrepancia de personalidad exhibida por los hermanos se origina en la placenta de la madre, hecho que apunta a una decisión Divina: Rivká engendrará dos tipologías que estarán en constante conflicto. De tal manera que la confrontación y la guerra forman parte del plan de Dios para la Humanidad. Son inevitables, porque estas actitudes forman parte integral del código genético de la Humanidad, que se presentan con mayor intensidad en el caso de los patriarcas.

En este sentido, el profeta Malají testimonia: “Después de todo, dice el Señor, Esav es el hermano de Yaacov, he aceptado a Yaacov mientras he rechazado a Esav”. La inclinación al mal, de tanto Esav como Yishmael ha sido determinada de antemano con una resultante adversidad para el pueblo judío.

No obstante lo antedicho, el Gaón de Vilna hace referencia a un antiguo Midrash que afirma que la cabeza de Esav está enterrada en Mearat Hamajpelá, las tierras adquiridas por Avraham para enterrar a Sará y que luego servirán de reposo eterno para los patriarcas. De acuerdo al Midrash, Esav no simboliza únicamente la fuerza irracional y la agresividad.

Existen elementos positivos y valiosos en su personalidad que ameritan que su cabeza reposara en la tierra que serviría de sepultura a los fundadores del monoteísmo.

El Midrash establece una dicotomía entre el cuerpo guerrero de Esav y su cabeza que se había nutrido de la santidad de Yitsjak. Sería por ello que Yitsjak se sentía atraído por Esav. Mientras que Rivká forma juicio acerca de la personalidad de Esav por sus acciones violentas, Yitsjak tiene visión hacia el futuro y minimiza la importancia de la conducta varonil extrema del joven que desea afirmar su personalidad en el campo a través de la caza. La ceguera de Yitsjak no le permitía evaluar de cerca el comportamiento de su primogénito en el quehacer diario, porque su visión futura penetrante le indicó que el destino de la Humanidad tenía que incluir la reconciliación de los hermanos en el fin de los días.

Solamente el cuerpo de Esav era rebelde, mientras que la cabeza permanecía leal a las enseñanzas del patriarca. Judah Zoldan enfatiza que de acuerdo al prisma bíblico, el pueblo judío no dominará a los otros pueblos. Ese no es su destino. La tarea del pueblo judío es ser un faro que señale a las otras naciones cuál es la ruta de la justicia y la solidaridad con el prójimo. Esav no representa el mal insalvable.

Tal vez no exista la perversidad absoluta dentro del seno de la Humanidad, aunque la época nazi reta de manera formidable esta hipótesis.

La Torá testimonia la reconciliación temporal de los hermanos: Yitsjak y Yishmael, Yaacov y Esav se ocupan y participan juntos en el entierro de sus respectivos padres.

Episodios que apuntan al “fin de la Historia”, a la posibilidad de que los antagonismos y los enfrentamientos den paso a la fraternidad y al acercamiento que debe producirse en una era mesiánica. He allí entonces que el advenimiento de una era de tranquilidad y paz para la Humanidad depende de los hombres y las mujeres, de su comportamiento fraternal y solidario con el prójimo. La condición inicial de Kayin y Hével, Yitsjak y Yishmael, Yaacov y Esav es la hermandad que por razones equívocas da paso a la divergencia y a un reñido conflicto. El retorno a las raíces obliga a destacar el origen común, como en las citadas palabras de Malají: “Después de todo, dice el Señor, Esav es el hermano de Yaacov…”.

HECHOS CUESTIONABLES

Parashá TOLEDOT

Acertadamente, muchos señalan que la Torá no esconde los errores de sus actores, los héroes son descritos con sus fortalezas y debilidades de carácter. Este hecho apunta hacia la autenticidad del texto sagrado, aun para aquellos que consideran que es un documento producido por humanos. Por ejemplo, la conducta de los patriarcas no es siempre impecable.

Avraham, por insistencia de su esposa Sará, expulsa del hogar a su concubina Hagar con su hijo Yishmael, hecho de cuestionable moralidad. Mientras que en nuestros capítulos, Rivká, esposa del segundo patriarca Yitsjak, “manipula” a su hijo Yaacov y cubre parte de su cuerpo con pieles para hacerse pasar por su hermano gemelo Esav ante el anciano y casi ciego padre. Cuando es confrontado por su primogénito Esav para que también le otorgue la bendición, Yitsjak responde: “Bemirmá”, a través de un “engaño”, tu hermano Yaacov me la arrebató. Las intrigas que se tejerán entre los hijos del tercer patriarca tendrán una profunda raíz en su personalidad. Así lo señalan los exégetas, por ello Yaacov no podía protestar el trato que Yosef recibió a manos de sus hermanos.

El rabino Yuval Cherlow profundiza nuestro cuestionamiento al señalar que, dado que la transmisión de la herencia espiritual de los patriarcas se produjo a través de la estratagema, este hecho pone en duda la legitimidad de la sucesión del patriarcado y la autenticidad de las raíces del judaísmo. Todo se hizo Bemirmá. Es interesante por ello destacar que Onkelós, la traducción autorizada al arameo, traduce esta palabra como Bejujmá, que quiere decir “con inteligencia”. O sea que no se trató de un engaño, sino un acto audaz para prevenir un desastre. ¿Acaso no había recibido Rivká el augurio de que el mayor serviría al menor?

Ello quiere decir que Esav estaría subordinado a Yaacov, mensaje que recibió cuando todavía no había terminado el período del embarazo.

Más aún, la bendición que Yaacov obtuvo inicialmente de su anciano padre se refería a la abundancia material que tendría, al hecho de que se enseñorearía por encima de otros y tendría la potestad de bendecir y maldecir. Pero la transmisión del patriarcado se produjo en una segunda oportunidad, cuando el padre se enteró de que Esav había decidido vengarse y, por lo tanto, consideró oportuno que Yaacov se ausentara del hogar paterno por un período prudencial.

Esta vez, Yitsjak le instruyó que se dirigiera a Padán, donde podría casarse con una mujer perteneciente a la familia. Invocó a Dios para que le transmitiera la bendición de Abraham, a él y a su descendencia. En esta ocasión, vemos con claridad la bendición patriarcal de sucesión. En apariencia, Yitsjak reconoce conscientemente que el auténtico heredero, el eslabón de la continuidad, será Yaacov y no Esav.

Este no es el único caso en el cual la conducta de los patriarcas puede ser cuestionable. ¿Acaso no le había exigido Avraham a Sará que dijera que era su hermana y no su esposa, cuando se vio obligado a descender a Egipto debido a la hambruna que reinó en la región? ¿Acaso no hizo algo similar en el caso del rey Avimélej, quien fue castigado por intentar el amor con Sará? Incluso, cuando Moshé se presentó ante el faraón para que permitiera que el pueblo hebreo saliera al desierto para “servir” a Dios por un período de tres días, ¿acaso su verdadera intención no era escapar totalmentede la esclavitud egipcia?

Cherlow argumenta que tal vez la narrativa bíblica admite la viabilidad de la palabra ambigua cuando el propósito es correcto y justo. No olvidemos que nos encontramos en la época de la historia que es anterior a la entrega de la Torá con sus exigencias y normas específicas. Tal vez, en un principio se permitió cierta elasticidad de conducta y palabra a los héroes bíblicos, manera de actuar que debe contrastarse con el culto idólatra de la época. Efectivamente, el patriarca Avraham temía ser asesinado por los egipcios y que se apoderaran de su esposa Sará, cuya belleza es mencionada por primera vez. La falta de precisión de Avraham al llamar hermana a su esposa es entendible frente a la mencionada alternativa.

Está claro que la sensibilidad moral y ética es un proceso que se fue acentuando e incrementando de acuerdo con las vivencias de los patriarcas, y que se normalizó y formalizó con la entrega de la Torá en el monte Sinaí.