ESCLAVOS MUJERES Y NIÑOS

Pesaj

¿Quiénes son los personajes principales de la historia de Pésaj? Comenzamos la Hagadá proclamando “Avadim hayinu”, “éramos esclavos”. Es como si quisiéramos enfatizar nuestros orígenes de servidumbre. No ocultamos nuestros comienzos, y el mensaje central es una negación inequívoca del derecho de un pueblo a esclavizar a otro. El hombre tiene dignidad innata porque fue creado Betselem Elokim, en la “Imagen de Dios”. De modo que toda la noción de esclavitud de un ser humano no es admisible, ya que incluso el menos inteligente o capaz de nosotros es heredero de “Vayipach beapav ruach chayim”, somos descendientes del primer ser humano en cuyas fosas nasales el Creador infundió el Espíritu de vida, le dio un alma. Nuestros rabinos explican que esto significa que se nos dio la capacidad de hablar, de crear construcciones mentales de la realidad. Pero principalmente refleja la participación de Dios en la creación del hombre desde su propio Ser. Tendemos a pensar en Moshé y Aharón como los personajes más importantes de la historia de Pésaj, y pasamos por alto de algún modo a los esclavos hebreos, que eran los oprimidos y los que más sufrían. Tal vez los esclavos sean los verdaderos héroes de esta saga.

El segundo personaje clave de la narrativa de Pesaj es lamujer. Desde el primer momento en que el Faraón decreta que los hijos varones sean destruidos al nacer, leemos que las Meyaldot HaIvriyot, las parteras hebreas no obedecen el edicto de Faraón. Son Yocheved y Miryam, la esposa e hija de Amram de la tribu de Levi, según la tradición judía. Es un tanto desconcertante pensar que tuvieron el coraje de desobedecer las órdenes expresas del monarca de Egipto. ¿Se habrían atrevido los hombres a hacer lo mismo? ¡Quién sabe!

¿Por qué el faraón no eligió a las mujeres egipcias para ser las parteras de los judíos? Esto es lo que los opresores hacen muchas veces. Eligen “kapos” de la población judía como lo hicieron los alemanes en los campos. Se practica así para que los oprimidos piensen que su suerte es justa y apropiada, ya que su propia gente participa en la crueldad. Como para probar que existe una razón valedera para el trato inhumano que reciben.

Cuando se dio el nuevo decreto de que todos los niños nacidos varones tenían que ahogarse en el Nilo, Amram decide separarse de su esposa Yojéved. Él no quiere engendrar un hijo cuya vida debe ser extinguida. Nuestros Rabinos señalan que Miryam se presenta ante su padre con una discusión que le demuestra que él, Amram, es aún más severo que el Faraón. Mientras el faraón quería destruir los bebés varones, Amram también condenaba a las niñas. Nuevamente, vemos la importancia del papel de una mujer: Miryam, esta vez. Debido a su razonamiento, Amram decide reunirse con Yojéved, quien luego da a luz a Moshé quien dirigirá el éxodo de Egipto.

Pero eso no es todo. Yojéved desobedece el decreto del faraón, coloca al bebé en una canasta y lo deja flotar en el Nilo. Otra mujer, Betya o Batya, la hija del faraón, rescata al bebé, reconoce que debe ser uno de los recién nacidos hebreos y le da el nombre de Moshé, el privilegio generalmente reservado para la madre biológica. ¡Batya desafía directamente a su propio padre!

Pero eso no es todo. Miryam, que estaba observando desde lejos para ver cuál será el destino del niño, se acerca y sugiere a Batya que puede encontrar una mujer hebrea para amamantar al niño y que no será otra que la misma Yojéved, la madre biológica de Moshé.

¿Cuál es el significado del nombre Batya? Esta historia está relatada en el Libro del Éxodo, “Shemot” en hebreo que quiere decir “nombres”. Esta sección de la Torá que, por su misma nomenclatura, enfatiza la importancia de los nombres que no son accidentales según la tradición judía. Un nombre apunta a la esencia del individuo, tal vez se refiere a la misión que la persona debe cumplir en este mundo. Esta es nuestra creencia. Batya, significa “hija de Dios”. Su nombre está mencionado en Divrei Hayamim, la última parte de Tanaj. ¡Una mujer no judía, hija de un déspota que esclavizó a nuestro pueblo es seleccionada para esta distinción!

Mi venerado maestro Harav Joseph B. Soloveitchik z’tl opinaba que las mujeres eran las líderes durante el período de la esclavitud en Egipto. Solamente más tarde, Moshe asumió ese papel. Y no olvidemos que Moshé fue salvado por mujeres. El liderazgo había sido pasado de Amram, que era Leví, a las mujeres de su familia.

La tercera categoría de personajes de Pésaj son los niños. Todo el propósito de la Hagadá es “Vehigadetá”, contarás la historia del pueblo judío a los niños. Vehigadetá, es una Mitsvá según la Torá, además del Korban, el sacrificio; la Matsá, el pan ácimo; y el Maror, las yerbas amargas. Mientras que la Matsá y el Maror se pueden cumplir con comerlos, un acto físico, Vehigadetá es verbal, requiere comprensión, entendimiento, la transmisión de la historia y el sentimiento. Vehigadetá solo puede ser cumplida por un ser que recibió Ruach Jayim, la parte espiritual proveniente del Creador.

Elie Wiesel, el fallecido campeón del Holocausto, quien más que nadie no permitió que el mundo olvidara o que intentara borrar la memoria de ese período de inhumanidad, comentó en una ocasión, que el Faraón había centrado su ira y su crueldad especialmente en el niño, en el joven. Todo lo que hicieron los egipcios tenía el propósito de interrumpir la continuidad del pueblo judío. El faraón declaró una guerra a los niños judíos. Por lo tanto, los niños son los héroes de la noche del Séder, juegan el papel central en la Hagadá. Se hacen muchas cosas esa noche para despertar la curiosidad de estos niños, para responder a sus preguntas.

Es interesante notar que estas tres categorías: Éved, esclavo; Ishá, mujer; Katán, el niño, están exentos del cumplimiento de ciertas obligaciones. La regla general es que no tienen que cumplir con un “Mitsvá shehazemán gueramá”, una obligación que depende de un parámetro de tiempo. Una razón válida para esto podría ser que no son los amos de su propio tiempo. En el caso de una mujer, se argumenta que su propio cuerpo la hace consciente del tiempo.

Sin embargo, cuando hablamos de Pésaj, son en efecto esos tres: Éved, Ishá y Katán quienes son quienes figuran como los personajes principales de nuestra historia.

Nuestros rabinos dicen que las mujeres tienen que cumplir con ciertas Mitsvot que pertenecen a esta categoría “ShehaZemán gueramá” porque en muchos casos también se beneficiaron con el resultado de los eventos. Sin embargo, los eventos de Pésaj demuestran que las categorías de Éved, Ishá y Katán no solo se beneficiaron sino que fueron los promotores, una parte integral de Kenéset Israel, la totalidad del mundo judío, y que su valor y participación efectiva aseguraron la redención de la esclavitud egipcia.

La Ausencia de Moshé en la Hagada

Comentario Semanal del Rabino Pynchas Brener

La figura humana que domina la Torá es, sin duda, la de Moshé. Miguel Ángel lo eternizó en mármol y, al contemplar la obra terminada, supuestamente exclamó: “¿Por qué no hablas?”. Moshé, el gran legislador y líder máximo del pueblo, combinó el vigor mental con la sensibilidad emotiva, castigó verbalmente a los hebreos por sus periódicas desviaciones, pero imploró que Dios no los castigara. Incluso estuvo dispuesto a someterse a ser borrado de los anales de la historia si fuese necesario para obtener el perdón divino para el pueblo.

Atendiendo el llamado de Dios en el episodio del Sné, la zarza ardiente, volvió a Egipto, donde era buscado como un criminal. Arriesgó su vida para cumplir con el mandato de Dios: liberar al pueblo hebreo de la esclavitud egipcia. Asistido por su hermano mayor, Aharón, se presentó en el palacio del Faraón en varias ocasiones para solicitar la libertad de culto para su pueblo y, valiéndose de los poderes que Dios había concedido, lanzó diez plagas sobre los egipcios, las cuales finalmente convencieron al Faraón de que se realizara el éxodo.

La Torá insiste en que el relato de estos sucesos debe ser repetido a las nuevas generaciones: vehigadetá levinejá, y “le transmitirás a tus descendientes los detalles de los eventos que condujeron a la liberación de los esclavos, tus antepasados”, así reza la Hagadá, el relato formal que data del segundo Beit HaMikdash.

Rabí Yosí el Galileo dice: “¿Cómo sabemos que los egipcios fueron castigados con diez plagas en Egipto? … Cuando estaban en el mar, se dice: “Y cuando Israel vio el maravilloso poder que el Señor desató sobre los egipcios, la gente temió del Señor, tuvieron fe en el Señor y en su siervo Moshé”.

Este versículo de la Torá es la única mención de Moshé en la Hagadá y, más aún, existen versiones del texto que omiten este versículo.

Está claro que, en el transcurso de este relato que se repite la noche del Séder, Moshé podía haber aparecido en diversas oportunidades. Se recitan las diez plagas, una por una, y se derrama una gota de vino que simboliza posiblemente una lágrima por el daño que cada una de ellas causó. Esta recitación debía haber incluido el nombre de Moshé, quien dio comienzo a las plagas cuando se presentó de madrugada ante el Faraón y convirtió las aguas del Nilo en sangre, impidiendo que el monarca se bañara en ellas.

¿Por qué está ausente el nombre de Moshé del relato de la Hagadá? No puede ser coincidencia, porque Moshé es ubicuo en el texto sagrado. Si se intentara expurgar su nombre del Pentateuco, éste quedaría totalmente acéfalo y mutilado.

El autor de la Hagadá hace hincapié en el hecho de que Dios no utilizó ni un ángel ni un emisario para extraer al pueblo: sólo Él mismo en toda su gloria y majestad se ocupó de sacarlos de Egipto. Tal vez la intención fue señalar que la libertad es una condición esencial del ser humano y Dios optó por no delegar su logro para destacar su condición de valor fundamental. Porque la centella divina que reside en cada ser humano es una referencia a la libertad. Al crear al hombre a su imagen y semejanza, Dios lo había hecho libre, porque el atributo cardinal de Dios es ser absolutamente libre, sin condicionamientos.

Durante el episodio del Éguel Hazahav, el Becerro de Oro, el pueblo intentó deificar a Moshé. Porque el Éguel era, en realidad, un sustituto de Moshé, quien había desaparecido temporalmente. Danzaron frenéticamente alrededor de åla estatua de oro y exclamaron: “Esta es la Divinidad, Israel, que te extrajo de Egipto”.

Es posible especular que el autor de la Hagadá trataba de evitar la confusión entre Dios y hombre. Moshé fue el más grande de los hombres porque habló con Dios “cara a cara”; sin embargo, siguió siendo un hombre. Un hombre grande y excepcional, dotado de talentos nunca igualados, pero siempre un hombre. Tal vez quien compuso la Hagadá quiso evitar el desconcierto y la ambigüedad que invaden al cristianismo cuando propone la encarnación de Dios.

Mensaje para Pesaj 5758 / 2018

En el caso de Pésaj, el número cuatro aparece en varias oportunidades.

Ma Nishtaná, las cuatro preguntas que los niños plantean la noche del Séder, que según algunos comentaristas deben ser recitadas también por los adultos porque forman parte del texto de la Hagadá. La tipología de los cuatro posibles jóvenes que pueden estar presentes: Jajam, el inteligente; Rashá, el malvado; Tam, el simple y Sheenó yodea lish’ol, quien no sabe plantear una pregunta. Todo ello y PE´ SAJ algunas cosas más, se desprende de las cuatro expresiones que la Torá testimonia que fueron utilizadas por Dios paraasegurar a los hebreos que los sacaría de la servidumbre egipcia.

Incluso el instructivo Vehigadetá –que da nombre a la Hagadá– también está repetido cuatro veces en la Torá.

¿Por qué hay cuatro expresiones? ¿Acaso una de ellas no era suficiente? Haniel Farber argumenta que se debe leer detenidamente el texto bíblico para descubrir que se trata de una evolución de la libertad y la salvación, hecho que a su vez es reflejado en el carácter individual de los diferentes jóvenes presentes alrededor de la mesa del Séder. Incluso la palabra Pésaj se puede leer como Pe Saj, boca que habla, y de esta manera se destaca la diferencia de esta festividad y las de Shavuot y Sucot que también conmemoran el éxodo de Egipto, sin el soporte de una Hagadá. ¿Por qué se dá tanta importancia a los niños esa noche?

Tal vez porque la esclavitud egipcia también tuvo la característica de una “guerra contra los niños”. Los edictos del faraón estaban dirigidos contra ellos. Dado que según el Midrash, sus astrólogos vaticinaron que el salvador de los hebreos estaba por nacer, ordenó que todos los varones fuesen muertos inmediatamente después de nacer. Pero las comadronas hebreas, que según el Midrash eran realmente la madre y hermana de Moshé, desobedecieron la voluntad del faraón. Cabe destacar que quienes desobedecieron el edicto real fueron las mujeres, quienes en muchas oportunidades posteriores de la historia mostraron más valentía por encima de los varones.

Cuando el faraón determinó que su edicto no era acatado ordenó que todos los varones fuesen arrojados al río para sufrir allí una muerte segura. Es obvio que el blanco principal del faraón fueron las nuevas generaciones y, tal vez por ello, cuando Moshé se presentó ante el monarca le informó que su intención de viajar al desierto para servir a Dios incluía a los niños, porque el judaísmo exige, ante todo, la continuidad. La validez del presente está condicionada por la promesa del mañana.

La primera expresión, Vehotsetí, “y los sacaré” del yugo egipcio es la promesa fundamental, porque cualquier avance y evolución en el campo religioso exige ante todo la rotura física de la esclavitud, escapar del entorno de la servidumbre.

El Jajam entiende que, para el crecimiento emocional y espiritual, es necesario salir del entorno de la esclavitud. El Rashá también es inteligente, pero utiliza sus dotes intelectuales erróneamente. La respuesta de la libertad física es insuficiente para él, por ello la segunda expresión, Vehitsaltí, habla de la salvación del espíritu, la posibilidad de la regeneración, de un nuevo prisma es su apreciación del entorno. Para el Tam, que no está contaminado con ideales ajenos, la promesa de Vegaaltí apunta hacia la redención del alma, que se eleva por encima de la idolatría en la cual Egipto estaba inmerso. Finalmente, el Sheenó Yodea Lish’ol, quien no sabe formular una pregunta, debe sentir que para Dios es importante. Por ello, Velakajtí li, Dios le dice “te acercaré a Mí, para Mí tú tienes valor como un ser humano cuya alma también tiene un ingrediente que proviene directamente de Mí”.

Pésaj tiene cuatro nombres: Jag HaAvivi, la festividad de la primavera; Jag HaJerut, la festividad de la libertad; Pésaj, el nombre del Korbán y en recuerdo de que Dios pasó por alto los hogares hebreos cuando fueron muertos los primogénitos, y Jag HaMatsot, que es el nombre usual en la Torá para la Matsá, el pan de la pobreza que los hebreos comieron en Egipto y en su prisa por salir de la esclavitud, sin esperar que la masa leudara.

Aunque el número cuatro es un pivote alrededor del cual giran muchas cosas como las cuatro copas de vino, el Séder se implantó como la fecha más celebrada en el mundo judío porque su centro es la familia: el padre que lo conduce, la madre que hace todos los preparativos necesarios asistida por el resto de la familia, la participación activa de todos los comensales. Si quieren saber cuál es la energía vital que permitió la supervivencia del pueblo judío no obstante los avatares de la historia, miren bien alrededor de su mesa la noche del Séder: la familia bien definida y conformada es la mayor fuerza social y espiritual del judaísmo.